Cuando uno decide “darse” una segunda oportunidad, tiene ante sí, un trabajo arduo de replanteamientos y de autocrítica. El hecho de añorar situaciones pasadas es una razón para no pisar el acelerador y quedarse anclado al pasado. Normalmente lo que se “echa de menos” es lo conocido ya que es el terreno en que nos sentimos a gustos y seguros.
En el caso de un preso que ha cumplido condena y vuelve a “pisar la libertad”, no tardará en darse cuenta de que la transición de estar preso a estar libre conlleva serios desafíos personales y altibajos emocionales. Al principio, como es normal, valorará la libertad mucho más que antes, pero la parte de este difícil cambio es el “reajuste” que debe aplicarse para definir un plan de vida con mucha diferencia a la “estructura” que le han marcado en prisión –donde constantemente le imponen lo que tiene que hacer.
Quizá la segunda oportunidad más difícil, es la de vivir “superando” la adicción a las drogas, porque desde mi modesta opinión es una “prisión auto impuesta. Mantenerse fuera de esa cárcel es una tarea ardua. Es un callejón aparentemente sin salida, sin embargo, son muy pocos los que “encuentran” la puerta trasera que les ofrece la posibilidad de retomar la TRANQUILIDAD DE SUS RUTINAS. Una vez se haya superado la parte más complicada: la desintoxicación, la rehabilitación… lo mejor para evitar una recaída es salir del lugar de procedencia y alejarse de las malas influencias. Evitar verse con los “habitantes” de este mundo cruel y pasear por la vida intentando encontrar un nuevo “planeta” en esta galaxia.
Otro y quizá el más común de los casos, es el del “amor”. El amor es la esencial virtud del ser humano y muchas veces lo que nos mantiene con sentido en la vida. Es muy importante en este lance que ambos intérpretes estén de acuerdo. Aceptar los errores del pasado sin quedarte anclado en él. Lo más importante es saber que “darse una segunda oportunidad” no es retomar las cosas donde se quedaron: porque es una nueva oportunidad de crecimiento, de cambio.
Aunque como cristiano no exclusivista, ya lo he anunciado en textos anteriores no me privaré de leer uno de los mejores libros que cohabitan con nosotros en nuestra vida: La Biblia. Un pasaje más de este grueso ejemplar no me dejó indiferente pudiendo descifrar: Job 14:7 "porque si el árbol fuese cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva".
Darse una segunda oportunidad es tener fe en ella, aunque muchas veces tengamos que agarrarnos a una fuerza externa para superar cualquier obstáculo, aún sabiendo, que la mayor fuerza para solventar las adversidades está dentro de nosotros. Pero como irse a los extremos siempre puede crear una “adicción”, soy partidario de compartir ideologías si nos ayudaran a superar cualquier adversidad, y así, “darnos una segunda oportunidad”.
¿Estás dispuesto a darte una segunda oportunidad aunque fuese a consta de una fuerza externa?