miércoles, 8 de noviembre de 2023

AMOR Y REDES SOCIALES

Hoy día, parece que resulta más cómodo vivir y establecer vínculos en el “mundo virtual”. Ese que permite esconder (de cara al otro), nuestros miedos e inseguridades, pues quedan al otro lado de la pantalla, mostrando así, sólo aquello que queremos enseñar. Respecto a las relaciones personales, cada vez estamos más conectados desde el universo implícito. Nos comunicamos mucho y transmitimos poco, buscamos la inmediatez y nos preocupamos más en retransmitir (que no transmitir), que en experimentar. Y es que las redes sociales facilitan la interacción y la comunicación, pero pueden generar falsas expectativas. En el ámbito de las relaciones de pareja, las redes sociales han permitido el despegue de fantasías, deseos y expectativas que cada persona busca en la otra, sin el añadido de la presión social. Tienen el poder de iniciar un vínculo, pero también de poder ser destruido (en muchas ocasiones, potencia los celos y la desconfianza). En la situación del encuentro con el otro y la posibilidad de brotar una relación de pareja, las redes sociales nos invitan a mostrar la parte que nos hace sentir más seguros (imágenes de felicidad), ocultando nuestra parte más vulnerable, siendo esta más difícil de camuflar en un encuentro “real”. Evitamos así, ser “desnudados” ante la exposición con el otro y ocultamos nuestras “sombras”. Salir de la “zona de confort” no suele ser agradable. Desde esa zona, tenemos la posibilidad de vender nuestro “Yo ideal” en un mercado donde las palabras se cuelan desde todos los ángulos posibles y en cantidades interminables, y esto, tiene una mayor fuerza, un mayor alcance y una gran influencia sobre el comprador. Obviamos, que es el cuerpo el que posee uno de los lenguajes más representativos y relevantes. Tan relevante que desde una cercanía física, seremos capaces de identificar si hemos sido atraídos; desde una mirada, un olor, una voz, el contacto... imanes que nos van a seducir desde la autenticidad. Además, en esa búsqueda, vamos a tantear que el otro comparta características similares a las nuestras, y se anula así, el verdadero encuentro con el amor y con el otro en un escenario auténtico. Pues el amor requiere aceptar las diferencias, trabajar los conflictos y las inseguridades. Es decir, precisa correr riesgos sin olvidar la forma de amarse así mismos, y todo ello, solo puede ocurrir desde una realidad física. Aunque no todo es negativo, también desde una red social el sentimiento de una relación “online” puede ser auténtico, positivo e intenso. Quiere decir que se puede encontrar el amor en una red social. Lo que es imposible es “enamorarse por completo” por Internet, ya que lo único que puede existir en “primera instancia”, es una sensación de comprensión y apoyo mutuo. Cuando nos regalamos la “presencia física” con quien hemos conectado para emprender una relación, debemos tener claro que es desde la existencia física donde descubriremos si coexisten dos pilares fundamentales para poder navegar en una relación de pareja: “la atracción física y psicológica”.

lunes, 6 de noviembre de 2023

RELACIÓN TÓXICA: EL DOMINANTE Y EL SUMISO

Una relación tóxica es aquella donde ambas partes o una de ellas, al menos, son incapaces (por alguna razón), de evitar hacerse daño. Este tipo de vínculos, tienen muchas características, pero una de las más importantes es la "dependencia emocional". Por ejemplo, la persona que adopta el papel de sumisa, siempre le dará la razón a quien la maltrata (dominante). Incluso llega a justificarle y le dará la razón para evitar el abandono. Por su parte, el dominante necesita al sumiso para autoafirmarse. De hecho, si la parte sumisa decide apartarse, el dominante sacará todo su "arsenal de seducción" para que vuelva al redil. ¿Qué es el dominante sin el sumiso? Pues nada! Es importante destacar, que el dominante siempre necesitará establecer una relación sin límites, pues le conviene... Pero al mismo tiempo, fuerza que su propio compromiso sí que muestre dichos límites. En otras palabras, quiere emplear la "Ley del Embudo" (situación en la que predomina el más fuerte, sólo por el hecho de tener la fuerza y no la razón. Los fuertes dominan, tienen el lado ancho, bueno, del embudo y los débiles pierden; les toca el lado estrecho y malo del embudo). Volviendo al tipo de relación que se crea entre estos perfiles, se genera una dinámica de fuertes emociones, no existe la serenidad, la estabilidad, el respeto, sino una atmósfera de enfados, manipulación y reconciliaciones intensas (normalmente basadas en el sexo). Todo ello, nos arrastrará a una gran inestabilidad que deteriora nuestra propia vida. Sumergidos en este mar de inestabilidad, si tomamos conciencia de que no es amor sano; "¿qué podemos hacer?" Lo más indicado es alejarse de todo aquello que nos daña. Acercarnos a un soporte emocional estable que nos acompañe en el proceso de "desintoxicación", e incluso, pedir ayuda profesional. Una vez ahí, en la distancia, es importante cuestionarse: "¿Cómo me vinculo con el otro? ¿Desde dónde lo hago?