lunes, 6 de noviembre de 2023

RELACIÓN TÓXICA: EL DOMINANTE Y EL SUMISO

Una relación tóxica es aquella donde ambas partes o una de ellas, al menos, son incapaces (por alguna razón), de evitar hacerse daño. Este tipo de vínculos, tienen muchas características, pero una de las más importantes es la "dependencia emocional". Por ejemplo, la persona que adopta el papel de sumisa, siempre le dará la razón a quien la maltrata (dominante). Incluso llega a justificarle y le dará la razón para evitar el abandono. Por su parte, el dominante necesita al sumiso para autoafirmarse. De hecho, si la parte sumisa decide apartarse, el dominante sacará todo su "arsenal de seducción" para que vuelva al redil. ¿Qué es el dominante sin el sumiso? Pues nada! Es importante destacar, que el dominante siempre necesitará establecer una relación sin límites, pues le conviene... Pero al mismo tiempo, fuerza que su propio compromiso sí que muestre dichos límites. En otras palabras, quiere emplear la "Ley del Embudo" (situación en la que predomina el más fuerte, sólo por el hecho de tener la fuerza y no la razón. Los fuertes dominan, tienen el lado ancho, bueno, del embudo y los débiles pierden; les toca el lado estrecho y malo del embudo). Volviendo al tipo de relación que se crea entre estos perfiles, se genera una dinámica de fuertes emociones, no existe la serenidad, la estabilidad, el respeto, sino una atmósfera de enfados, manipulación y reconciliaciones intensas (normalmente basadas en el sexo). Todo ello, nos arrastrará a una gran inestabilidad que deteriora nuestra propia vida. Sumergidos en este mar de inestabilidad, si tomamos conciencia de que no es amor sano; "¿qué podemos hacer?" Lo más indicado es alejarse de todo aquello que nos daña. Acercarnos a un soporte emocional estable que nos acompañe en el proceso de "desintoxicación", e incluso, pedir ayuda profesional. Una vez ahí, en la distancia, es importante cuestionarse: "¿Cómo me vinculo con el otro? ¿Desde dónde lo hago?

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