domingo, 17 de julio de 2016

RENACER

Y por un momento aparece, sin esperarlo, un viento fuerte. El cielo se tiñe gris y comienza a llover. Esa furia inesperada golpea nuestra alma que se ve azotada por las gotas de la lluvia.
Tormentas de miedos, de dudas, de tristezas... La climatología nos ciega, pero ya hemos aprendido que todo es pasajero.
La tempestad no invita a salir fuera, incita a un hospedaje para mirar dentro, con calma, observando las cosas desde otro prisma. Momento de introspección.
Una vez los largos dedos del sol vuelven a tocar la tierra mojada, salimos más airosos, más pulidos, más conscientes de que todo pasa por algo. La vida es un aprendizaje perenne.
Ya no seremos los mismos... El viento se ha llevado las viejas hojas dando lugar a que brotes con más fuerza.
De eso se trata, de crecer en cada oleaje de nuestra alma...

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