martes, 14 de diciembre de 2021

AMOR VS MIEDO

Las personas somos emociones, pensamientos y actos. Pensamientos ligados a una emoción o a un hecho que conecta automáticamente con nuestras emociones. No obstante, existen emociones como el miedo que hace que la vida sea un camino de espinas. Hay dos maneras de transitar este camino punzante con nuestros miedos y nuestras inseguridades. .Una de ellas, es verlos como una debilidad que nos perfora el alma y hará que construyamos una armadura que nos proteja de la vida (sin ser conscientes de que nos aleja de ella). .La otra manera de verlos, es como un proceso interno de crecimiento. Entonces, ya no los vamos a ver como algo que nos aísla del mundo. Nos dejamos arrastrar por la convicción de que estamos ante un muro porque, ante el miedo, experimentamos sufrimiento. Sin embargo, el sufrimiento es "el pasaporte hacia la libertad". Recuerdo aquí, una maravillosa frase de Leonard Cohen: “Todo tiene una grieta, y es así como entra la luz”. Lo que está roto, lo que está fragmentado, no tiene por qué impedirnos avanzar en nuestra vida... Las roturas se sanan, pero sanan con amor. Si somos conscientes de que el miedo es el asesino del corazón, debemos transformar la emoción del miedo por el amor. Para que ese cambio se genere, tenemos que promover la aceptación. Del mismo modo que un músculo para fortalecerse tiene que sufrir, nuestras emociones, nuestra alma, debe vigorizarse, y así, también debe soportar cierto grado de sufrimiento. La primera de Las Cuatro Nobles Verdades del Budismo; es la verdad del sufrimiento. Una verdad que se puede rechazar o aceptar como una parte inevitable de nuestra condición de humanos. Y cuando se aprende a aceptar, incluso a abrazar, las experiencias difíciles, el sufrimiento se convierte en una herramienta, en un instrumento de amor para crecer. Por eso, quien ama no teme. Se despoja de toda armadura y se entrega a la experiencia. La niebla se disipa, sueltas amarras y comienzas a navegar mar adentro! Ya nada puede hacerte perder el rumbo, ya nada puede herirte...

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