miércoles, 18 de enero de 2012

PARADOJAS DE LA VIDA

El pasado día, conducía sin percatarme que llevaba en la parte trasera del coche una garrafa de agua vacía, cuyo destino era la basura o quizá un futuro reciclaje. Dejé atrás los contenedores, cambiándole el azar a la botella y quizá el mío. Nunca se sabe porqué uno a veces no hace lo que pretendía hacer…cosas del destino.
Mientras me sumergía en el presente, los golpes del plástico yacían en mis oídos al aporrear los sillones del vehículo causando un inquietante ruido.
Giré mi cabeza hacia atrás, dirigiendo la vista al moldeable material y recordé la paradójica frase: “La vida, cuanto más vacía, más pesa”.
Han pasado unos días de este nuevo año que nos atraviesa y hemos dejado en el trayecto la navidad. Empachados de tanto materialismo, lo corroboro con lo vivido en casa ya que hablar de lo ajeno nos aleja de nuestro centro, desviándonos hacia lo nocivo, observo cómo mi pequeña gran mujer de ocho años se ha “llenado de plásticos no vacíos” concretamente .El paso de los días ha conseguido que haga caso omiso al deseo por los juguetes, supuestamente y en principio “llenos” de ilusión, han quedado aparcados, una relación semejante a mi situación con la garrafa, ella ahora desinflada, pesaba y me incomodaba.
Me cuestiono qué puede colmarnos para lograr un equilibrio emocional y salir airosos del desierto. Un páramo donde nada de lo que podamos adquirir sacando la billetera nos librará de sentirnos angustiados, desesperados, frustrados, tristes e incluso cansados de inventar “un para qué” día tras día. Carentes de afecto, nos volvemos adictivos sustituyendo los sentimientos en la mayoría de los casos por compras compulsivas, las cuales morirán huérfanas de valores.
Desde mi modesto punto de vista, “el primer mandamiento para salir a hombros del Coliseo”, es saber realmente lo que anhelamos, aún contra la voluntad de quienes nos rodean.
Empezar a aceptarnos y asumir nuestras limitaciones nos ayudará a tener la libre capacidad de elegir, qué es lo que realmente nos hace sentir satisfechos con la vida que queremos tener.
Religión, altruismo, espiritualidad…a muchos les sirve de refugio para encontrar la paz interior que no nos aportan los objetos. Para mí, y siempre con la posibilidad de equivocarme, está en alcanzar un estado óptimo de salud (física, psíquica y social) que nos permita disfrutar de una vida plena, evitando un sentimiento a la deriva.
Sin una actitud positiva, se quebranta la salud, sintiéndonos infelices o frustrados.