sábado, 23 de enero de 2021

AMOR: DAR Y RECIBIR

Dice Walter Riso: "El buen amor es de ida y vuelta". Razón no le falta... Con el tiempo y las experiencias, he empezado a darme cuenta que la felicidad en una relación, no se tatúa solo en el acto altruista de darlo todo a cambio de nada. Recibir también es un derecho, y aún más, también es una necesidad emocional que nos alienta el corazón y calma el alma. Recuerdo el cuento de aquel hombre al que se le concedió la oportunidad de visitar el cielo y el infierno. Primero fue al infierno y vio a una infinidad de personas sentadas ante unas largas mesas repletas de comida deliciosa. Todas parecían hambrientas, estaban flacas y lloraban. Enseguida comprendió que las cucharas y los tenedores eran más largos que sus brazos y no podían llevarse la comida a la boca. Luego visitó el cielo y encontró la misma situación: gente sentada ante unas mesas llenas de buena comida y con los mismos cubiertos, más largos que sus brazos. Pero, en este caso, todos estaban alegres y bien alimentados. No intentaban alimentarse a sí mismos: se alimentaban los unos a los otros. En Psicología, la comida es un símbolo de amor. En esta historia, las personas del cielo no solo se dan de comer unas a otras sino que, además se dan y reciben amor. Esa imagen refleja perfectamente la reciprocidad de las relaciones sanas. Cada uno respeta a los demás, se preocupa por ellos y recibe, a su vez, el mismo trato. Siempre he entendido que: "Lo que das te lo das, y lo que no das en ti queda". Pero no cabe duda que cuando compartimos con una persona que lo que nos da, lo hace con la "mano cerrada", es totalmente insano. El amor de las relaciones es un amor "condicional" respecto a la reciprocidad. Puesto que si no se da ese tipo de relación, el amor se convierte en dependencia. Y para ser libres, tenemos que ser capaces de dejar de lado aquellas relaciones, que no son de ida y vuelta. Para que una relación sea recíproca, ambos tienen que sentir en equilibrio. El amor de relación sano, es como un beso; "es algo que no se puede dar sin recibir".

LOS CELOS

Los celos son una información maravillosa. Si no existen motivos, son una invitación a preguntarte hasta qué punto amas a alguien de quien desconfías. Si existieran motivos, es una invitación a dejar "marchar" a quien traiciona tu confianza. Aunque desde mi punto de vista, nadie puede provocar celos a otra persona. Cada uno es el responsable de gestionar lo que siente. Difícil, lo sé, pero es así... Otra cosa bien distinta, es que un miembro de una pareja puede tener conductas invasivas, pero ese ya sería otro tema... Sería una cuestión a tratar desde la relación, trabajarla para que fluya en armonía y no genere fisuras. Sentir celos de una "forma moderada", no es sinónimo de trastorno, pero se convierte en algo patológico, cuando la sensación de malestar es tan absorbente que interfiere negativamente en la relación y en el bienestar propio. Para que ello no genere un deterioro en la relación, sería sano trabajar desde dos pilares claves: "la comunicación y la confianza". Normalmente la persona que duda, no suele paliar esta situación con preguntas directas, sino tratando de investigar. Pero como bien comenté anteriormente, los celos son una invitación, y sería maravilloso meter "el bisturí sin anestesia". Es decir, si nos invade la duda, hablar directamente con nuestra pareja y preguntar de forma directa, llana y evidente para sanar nuestra incertidumbre. En el peor de los casos, si nuestra pareja traiciona nuestra confianza, y no muestra la verdad, es una nueva invitación a dejarla marchar y darle las "gracias" por recordarnos el valor de la lealtad y de la integridad. Perdonándola te perdonarás también a ti mismo.