miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL CAMINO DEL PERDÓN


Hace unos días, aterrizó por segunda vez en nuestra isla, concretamente en el municipio que me vio nacer, el Lama Gaden Nyari Tritul Rimpoché. Impartió una conferencia con el título: “El camino del perdón”.
Tuve la suerte de compartir junto a él instantes antes de la conferencia, y empaparme de su energía, su calma y su sabiduría.
Durante la ponencia, relató que a los pocos años de nacer ingresó en el monasterio, por ser declarado: “tulku”: Lama reencarnado y de gran estima, durante su estancia observó que tenía poco tiempo tenía para jugar con los demás niños de forma común, y cuando lo hacía, a él todo se lo daban hecho. Si competía, le dejaban ganar, los libros se los llevaban a la mesa, la comida igual, y así, con todo, por ser considerado, dentro del Budismo, un maestro ascendido a pesar de contar con 5 añitos.
Un día le llamaron sus mentores, según narró, para entrevistarse con un padre y su hijo. El adulto había asesinado y quería entregar su hijo a Gaden para que le inculcase valores y así, pagar lo que había hecho. El pequeño Tritul Rimpoché aceptó con agrado y pensó que tendría un amigo con quien podría competir, sin que le dejara ganar. Pensamientos infantiles… ¿Pensamientos utópicos?
Pasaron los días y aquel niño no hacía otra cosa que pedir y pedir sin cesar, sin dar nada a cambio. Con el “pequeño maestro” al lado, nada le faltaba, y así, pasaron los años hasta que emigró a EEUU para estudiar y seguir su vida. Aún así, desde Occidente llamaba a quien le daba todo desde la infancia, esta vez, para pedirle dinero. Tritul, cansado, se negó, pero no lo hizo porque se sintiera “absorbido”, obró de esta manera porque se dio cuenta, que el niño lo había adoptado como padre. Abandonado por su progenitor, creció bajo el ala de otro tutor que le cubría todas sus carencias.
Nada tenía que perdonar el que hoy es un gran Lama, por dos razones sencillas; porque quien “ama no necesita perdonar”, y porque tuvo compasión de aquel niño “huérfano”.
Cuando nos hacen daño, nuestra reacción inmediata y lógica es ir contra quien nos lo hizo, pero esta reacción natural tiene sus consecuencias. A corto plazo, tratamos de impedir que el daño continúe, pero si la acción sigue por mucho tiempo, te puedes ver reflejado en la siguiente metáfora budista: “Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía”.
El perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que en esa búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tu vida y que dificulte un crecimiento hacia tus objetivos y valores.
Como dijo Alessandro Manzoni (Poeta y escritor italiano): “El hombre crece cuando se arrodilla”.


domingo, 4 de octubre de 2015

NUESTRAS CORAZAS

Solemos protegernos con una “coraza” cuando algún hecho o una circunstancia nos atraviesa, con la creencia de que esta "armadura" nos protegerá del próximo golpe emocional o sentimiento. Así, y a medida que las cosas nos pasan, colocamos coraza sobre coraza generando el "efecto cebolla", una capa sobre otra capa, pensando que nos volvemos “más fuertes”, cuando en realidad sucede todo lo contrario.
Es así que las corazas nos permiten mantener la ilusión de amparar nuestras creencias y nuestras emociones. Es una “ilusión” dado que, en poco tiempo los demás las detectan.
Pensamos que cuando más corazas tengamos más protegidos estaremos, esto sería totalmente cierto si estas corazas nos permitieran alejarnos solamente de quienes nos pueden hacer daño, y no de quienes también nos aman…
Ese muro impide que algo entre, pero también que algo salga. Pero intentemos, como también me digo a mi mismo, que esa armadura sea de quita y pon, y desprendernos de ella cada vez que podamos porque corremos el riesgo de que se quede adherida a la piel. De esta forma conseguiremos que no haya huecos para que la vida nos viva y nos de un revolcón de vez en cuando para que nos despeine.

miércoles, 26 de agosto de 2015

LA MEDICINA HOLÍSTICA


En 1978 la OMS (Organización Mundial de la Salud) evalúa que un gran porcentaje de la población mundial es tratada por terapeutas tradicionales como homeópatas, acupuntores, naturópatas e incluso psicólogos, resolviendo sus problemas de salud sin necesidad de acudir a la medicina convencional. Es un método de sanación que busca ocuparse del cuerpo, la mente y el alma de la persona mediante terapias tradicionales, complementarias e incluso añadiendo como ingrediente a la Psicología.
Su objetivo es llegar a un estado de salud óptimo, en el que se previenen y se tratan las enfermedades.
En esta medicina, la persona es un individuo que enferma por un desequilibrio físico, emocional, espiritual, social y ambiental. Por ende, la curación llega de forma natural cuando se equilibran estos aspectos.
La medicina holística no rechaza a la medicina convencional, más bien todo lo contrario. En ocasiones se utilizan tratamientos comunes, medicamentos y cirugías, pero también acompañados de herramientas complementarias como la acupuntura, el yoga, la hipnosis, la meditación, la nutrición y cambios en el estilo de vida.
Hablo no sólo desde lo que he podido estudiar y comprobar, sino desde mi experiencia, de vivirlo de piel adentro. Concretamente un “colon irritable” invadió mi estado físico y emocional, o más bien, mi estado emocional generó dicha patología. Nada es afuera sino es adentro y nada es adentro sino es afuera.
Recurrí a la medicina tradicional sin ver resultados que me garantizaran una mejora completa, lo que hizo que añadiera poco a poco métodos de medicina complementaria como la acupuntura, la homeopatía y la nutrición. Una vez iba alcanzando un estado de salud óptimo, fui reduciendo la dosis de los medicamentos recetados por la medicina tradicional.
Con la utilización de estos tratamientos me fui ocupando de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma, llegando a un estado de bienestar casi total, y no solo de la salud de una parte de mi cuerpo, en este caso el colon, sino de emociones que se escondían en sus madrigueras.
Para cerrar estas líneas añado un proverbio ayurveda: “Cuando la alimentación es mala, la medicina no funciona. Cuando la alimentación es buena, la medicina no es necesaria”.

miércoles, 1 de julio de 2015

¿DAÑO GRATIS?

Estoy hecho de carne, emociones y sentimientos… Hay una parte de mí que es etérea y algunas veces el oleaje de mi alma me dirige hacia actos y palabras que tienen la naturaleza del elemento del fuego. Ese fuego alcanza con su llama a algunas almas delicadas y se queman, sufriendo por mis actos y palabras.
Sólo me queda pedir disculpas a quien pueda “carbonizar”.

miércoles, 24 de junio de 2015

UN HIJO…UNA PROLONGACIÓN DE NOSOTROS

Una vez leí a Jorge Bucay argumentando bajo su perspectiva, que los hijos eran una prolongación nuestra y nunca al revés. Hasta la fecha, no he encontrado una descripción tan apropiada para bautizar semejante sentimiento.
El pasado día 23 de Junio del presente año, mi pequeña mujercita de doce años se graduaba para embarcarse en una nueva aventura en su vida, dejando atrás la Educación Infantil.
En la fiesta organizada, donde los padres éramos los invitados de honor, el centro escolar proyectaba una foto de cada alumno, una de cuando aterrizaron y una reciente. A las imágenes les acompañaba una canción, y con esa combinación, aquel salón se convirtió en un volcán de emociones donde la erupción de lágrimas salpicaba el alma de los allí presentes.
Al llegarle el turno a la pequeña cara de mi hija, filmada en la pantalla, mi corazón palpitó más rápido de lo habitual cocinándose una mezcla de alegría y nostalgia que invadieron mis entrañas. No pude evitar que los recuerdos invadieran mis ojos, llenándolos de gotas que me ayudaban a expresar emociones e invitándolas a que abandonaran su madrigueras.
Recordaba cuando me "tocaba" acompañarla al colegio cogida de aquella manita minúscula unida a la mía, fundiendo nuestra piel en una, y dejarla allí para irme a trabajar. Hoy, rememoro aquel tiempo y no doy crédito a lo rápido que se ha evaporado su crecimiento. Quizá sea porque no me he dado cuenta de que estaba pisando el acelerador demasiado. Llegando a perderme momentos tan maravillosos como la orla de mi hija, e incluso, lo que puede ser peor aún, perdiéndome yo en el tiempo.
Momentos vividos como los que percibí en la despedida de mi hija de la que fue su "casa", hacen que me dé cuenta de que hoy, quiero ser consciente de cada inhalación de aire que tomo, desacelerar el paso e intentar no perderme en nimiedades, trivialidades... Reconducir esta época de mi vida que ya me acompaña con cierto bagaje, con esta experiencia que da sombra a mi sombra, aportándole a mi hija, granos de aprendizaje fabricados en esta alma magullada, y que así, pueda forjar junto a su carácter innato, una combinación que le lleve a ser alguien que nunca le tiemble la mirada y no se aleje de sus principios, de su ética y su moral.
No me puedo despedir de esta nota, sin antes, dedicarle a su madre unas palabras de agradecimiento por allanar el camino en los valores inculcados a nuestra prolongación. Sin ella, nada de esto sería posible.
Ya lo decía Juan Luis Vives, Humanista y filósofo español: “Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre”.




domingo, 14 de junio de 2015

MIS GRANDES MAESTROS



Después de haber escuchado y leído a todos los gurús y maestros posibles sólo me quedo con estos dos grandes mentores: “el dolor y el placer”.

lunes, 25 de mayo de 2015

ERES GRANDE...

No eres grande por lo que tienes, eres grande por lo que estás dispuesto a perder.

sábado, 23 de mayo de 2015

BUDISMO U OTRAS ENSEÑANZAS

No cojas las enseñanzas budistas para convertirte en budista, cógelas para mejorar la versión de lo que eres ahora.

martes, 19 de mayo de 2015

MORIR SONRIENDO



Cuando uno nace lo hace llorando, y no es consciente que los otros miran sonriendo. Hoy, con todo este bagaje y siendo padre, trato (no sé si lo conseguiré), de crear una vida que cuando me toque morir, muera sonriendo...intentando transformar los llantos de los demás en sonrisa.




domingo, 10 de mayo de 2015

LA VIDA ES SENCILLA

Anoche realicé unos de mis rituales, uno entre tantos... Es simple, cojo el coche, paso por el aeropuerto, me tomo un chocolate y conduzco sin destino. La noche me dirigió hacia el sur de esta redonda isla. Allí solo me apetecía empaparme del alma de la noche...simple...la vida es simple.
A veces me aburro de tanto libro, de tanto análisis, de tanto "sinsentido consentido".
Desde que nacemos estamos hechos para sobrevivir, no para ser felices. Para lo primero estamos programados, para lo segundo hay que hacer un pequeño "hackeo". Quien quiera entrar en el juego de la felicidad y aspirar a sus frutos, debe asumir ciertas responsabilidades, ciertas prioridades no incluidas en el juego de sobrevivir. Una de ellas es la creación de un sentido...un sentido común.
Recuerdo siempre un trozo de una conversación de "Alicia en el pais de las maravillas", que hoy me sirve para plasmar lo que quiero transmitir y que lo comparto con ustedes, porque entonces nada tendría sentido...
-¿Te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí? -preguntó Alicia.
 -Eso depende en gran medida de adónde quieres ir. -dijo el gato. 
-¡No me importa mucho a dónde…! -dijo Alicia.
 -Entonces, da igual la dirección. - subrayó el gato.

lunes, 4 de mayo de 2015

¿EL MIEDO...EL DESEO AL REVÉS?

Este fin de semana...mientras disfrutaba de un día de playa, "mi pequeña gran mujer de 12 años", me hablaba de los miedos...y de sus "pequeños temores".
Acorde a su edad, le expliqué que una vez, un profesor me desglosaba que el miedo era el deseo al revés. Utilizó el ejemplo del espantapájaros...ahuyenta a las aves pero a su vez les indica que el alimento que necesitan está allí.
Hoy, unos cuantos años después, cuando me confronto con cualquier miedo, cambio la palabra miedo por "deseo" y pregunto: "¿Por qué estoy deseando esto?" Y el miedo-deseo se aparta normalmente".

lunes, 16 de marzo de 2015

EL ECO DE LA VISITA DEL LAMA GADEN TRITUL RINPOCHE


El pasado día 13 de marzo de 2015 recogía en el aeropuerto al Lama Gaden Tritul Rinpoche, teniendo la gran suerte de compartir el día con él. Impartiría una conferencia en el municipio que me vio crecer, un lujo para los teldenses. Durante el trascurso de las horas, compartimos almuerzo y vivencias. Pude saciar inquietudes y pasar un día bajo la sombra de la paz y la compasión.
De lo compartido durante el fin de semana que pasó en esta redonda isla de Gran Canaria, dejó eco en mí, su inagotable sonrisa, su predisposición a todo con un: “Si, si, si”, y la amistad que firmamos en aquel abrazo del domingo noche cuando nos despedíamos, y que se convertiría en una deuda de por vida. Pronto nos volveremos a ver…
Quería compartir con ustedes un pequeño trozo de mi vida compartida junto a Gaden para enfocarles desde mi punto de vista el tema de la religión. Un buen amigo, me pedía que le hiciera directamente la siguiente pregunta: “Budismo, ¿religión o filosofía?”
Días antes, debatíamos sobre el tema, y aunque le argumenté mi experiencia sin poseer la verdad absoluta, Gaden, despejó cualquier duda, el Budismo es filosofía, ética laica.
Para algunos, la religión está arraigada a la creencia de un solo Dios (monoteístas) o de Dioses (politeístas), y según el tipo de religión, cada una a su respectivo ser supremo. Otros, sin embargo, piensan que tiene que ver con una actitud emocional e individual respecto a algo que está más allá de este cielo que nos tapa. Los hay que la identifican “sencillamente” con moralidad. Lo cierto, es cada uno se agarra a la religión en gran medida por la experiencia vivida, por lo que ha podido “chupar” de sus progenitores y por los senderos que sus inquietudes les han llevado a tomar.
Personalmente, me considero como la mayoría de este mundo, un seguidor de Jesús. Como cristiano, he vivido con él toda mi vida. Su mensaje no deja indiferente a nadie. Ahora, en esta época de mi existencia, el horizonte se ha ampliado, acariciando otras ramas, convirtiéndome así, en un cristiano no exclusivista y no creo que el cristianismo sea la única religión aceptable, por más que sea mi “hogar”.
Como un “explorador”, he viajado en liana realizando cortos pero intensos viajes que me han permitido conocer otras ramas, hasta que decidí anidar hace años en el árbol del Budismo, sin exclusividad (adoro el Taoísmo). Entendí, en este nido, que el crecimiento espiritual no tiene que estar basado en la fe religiosa. Budismo es ética laica. Cierto es, que todas las religiones: cristiana, hinduista, bahaísmo, judaísmo, todas…en su trasfondo, tienen un mismo mensaje, e incluso el propio budismo, sin sujetarse a la creencia de un Dios creador. Todas abogan por el amor, la compasión y el perdón, valores apreciados incluso por los agnósticos. Al fin y al cabo, cada persona es libre de elegir y de aceptar cualquier condición religiosa, pero lo más importante es no alejarse de su contenido. Y el ingrediente principal, es la compasión. Y la compasión es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento, acompañándolos en sus sombras.
El problema llega cuando la religión, y sobre todo su creyente, se autoconvence de la “verdad absoluta” de su creencia y se halla dispuesto a seguir las consecuencias de esta convicción, incluso no sólo apostando todo lo que posee, sino perdiéndolo. La religión puede convertirse en idolatría, transformando a las personas, aferrándolas fanáticamente. Y es ahí, donde corremos el riesgo de perdernos. Tenemos que respondernos demostrándonos que la religión misma, la tuya y la mía, llevan a examen a sus ídolos y efectúa “reformas” desde dentro, es decir, toda religión, tiene el poder de renovarse a sí misma. Ninguna posee la verdad absoluta. Existe una verdad única y universal: el amor.
Para cerrar tan delicado tema, dejo unas palabras de Buda, que hicieron que mi balanza ética y espiritual se inclinara hacia tierras tibetanas: “Oh monjes y sabios, no me respetéis por quien soy, ni por mis enseñanzas. Debéis someterme a un análisis crítico y aceptarme sólo cuando vuestro entendimiento os aconseje hacerlo.”

martes, 10 de marzo de 2015

INVENTARIO DE MI MISMO



Hay cosas que se me escapan de toda lógica… Intento encontrar una respuesta y me viene a la cabeza unos versos de Extremoduro: “Buscando una respuesta que lleva el viento y voy detrás de todas las tormentas y no la encuentro”.
Llegado a esta edad y con las experiencias vividas, es tiempo de desacelerar y comprender que sucede fuera de esta estructura que protege mi ser interior, porque empiezo a entender, que hay respuestas que sólo tiene la vida.
Mientras tanto, me instalo dentro de esta carcasa y me doy un paseo por mis madrigueras para perderme. Sentirme perdido y encontrado, una y otra vez, son de esas cosas que te dejan dormir tranquilo. Conectar con lo más insondable de mi ser, que será quien me dé lo que nadie podrá darme.
Ya lo decía Erich Fromm: “Las respuestas dependen, en cierta medida, del grado de individualización alcanzado por el individuo”.