sábado, 27 de diciembre de 2014

NAVIDAD...¿COMPULSIVIDAD EN EL ALMA?



Ha vuelto a llegar diciembre, y en su tramo final indica que el año llega a su fin. Se cierra una etapa, un ciclo, dejando atrás nostalgia por los instantes exprimidos y la ilusión por transformar los momentos difíciles. Da paso a unos días llenos de ilusión y esperanza. Perspectiva, para que todo lo que conlleva la llegada de un nuevo año, llene los vacíos y rebose los que ya estaban llenos.
La llegada de los venideros doce meses arrastra una quimera "vendida" por nuestra idiosincrasia para que nuestras vidas cojan un rumbo distinto al presente. Girar el timón hacia un futuro floreciente, a mi entender, depende de nosotros. Tenemos el potencial necesario para cambiar interiormente, y todo cambio, es un proceso de transformación interna que nos permite comenzar a dirigirnos en una nueva dirección, alejándonos de lo que nos perjudica, y acercándonos a lo que nos beneficia y nos produce placer.
Aunque cada año, cada diciembre, la navidad va careciendo de importancia en mi vida, siendo esto algo muy personal, debo reconocer que en estas fechas se genera una energía que hasta para el más escéptico, le hace vivir diferente.
Lo que sí me puede, y reitero, es algo mío, que debo autogestionarme, es esa sensación de falta que palpo, de carencia que tiene el ser humano y que lo lleva a una búqueda sin fin, quizá impulsado por la fuerza del deseo...o del vacío.
Compramos "demasiados demasiados" que no llenan nuestra alma, sino más bien nuestros armarios en un ejercicio de "bulimia consumista insostenible". Y así vamos, saltando de deseo en deseo, de carencia en carencia, buscando lo que los objetos no nos pueden dar: "lo esencial".
Un deseo insaciable movido por la angustia, por la sensación permanente de la falta que parece encontrar refugio más en la intensidad que en la profundidad.
Ya decía Bejamin Franklim: "Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes".
Espero y deseo que con la llegada de este año nuevo, nos atrevamos a cambiar, o al menos lo intentemos. Proyectando acariciar la orilla de esos anhelos que invaden nuestro día a día.
Y como ejemplo, giro el timón de este escrito y realizo un cambio para aprovechar la ocasión y navegar por el mar del agradecimiento. Dar gracias infinitas a todos los que se paran a leer y quedan empapados por mis pensamientos transformados en letras. En especial, quiero dar las gracias a mi buena amiga Eva Serrano. Sin ella, todo esto que está aquí expuesto no sería posible. Insistió en que este "humilde arroyo" debía nacer. Empecinada en que existía manantial suficiente para humedecer toda la frondosidad de este bosque.
Desearles a todos un Feliz Año Nuevo y que con la llegada de este año 2015 se cumplan los anhelos más profundos.

jueves, 11 de diciembre de 2014

COGER LAS RIENDAS DE TU VIDA






Sumergido en una conversación con una amiga especial, hablo de esta peculiaridad, porque hay amistades que son elegidas por el simple hecho de que son "auténticas". No hay nada que demostrar, nada que cambiar, ni nada que perdonar. Cuando se genera una relación tan especial como esta, no hay hueco para las dudas, los celos, o las comparaciones. Ese es el motivo por el que generalmente tenemos tantos conocidos y tan pocos "elegidos". Amigos adoptados para la confidencia, las risas, los buenos y los malos ratos, y sobre todo, para no tener que dar explicaciones. Ya me lo argumentaron una vez, y hoy intento aplicarlo: "No des explicaciones, tus amigos no las necesitan y tus enemigos no las merecen". 
El caso es que durante la charla, hablamos de las personas que son capaces de anular a las otras. Algo de lo que nadie escapa. A veces pasivo, a veces activo. Consciente o inconscientemente. 
Desde mi experiencia, lo que pude aportar a esa plática, es lo vivido y lo que considero que me ha ayudado a ver la vida desde otro prisma. Estimo que no te ama quien por quererte cree que le perteneces. Quien intenta paralizarte, anularte y convertirte en un ser insignificante, despreciarte, insultarte o gritarte. Quien intenta borrar tu sonrisa, quien pretende secar tus lágrimas porque les incomoda, a sabiendas, que éstas ayudan a vaciar emociones encapsuladas. Quien intenta prohibirte el entrar y salir, vestir o vivir de la forma que tú has elegido. Quien intenta obligarte a hacer cosas que tú no quieres hacer.
Aunque en el fondo, somos nosotros quienes no nos amamos, cuando dejamos la responsabilidad de nuestras decisiones, de nuestra vida a otro. 
Nadie te pertenece. Tú no le perteneces a nadie. Si partimos de esa base, lideramos nuestra vida cuando nos hacemos responsable de ella.
No soy un artista de la reflexión pero me encanta, ni tampoco de las metáforas, pero me atrevo a compartir contigo una que detalla cómo debemos, si queremos coger las riendas de nuestra vida. "Imagina esta, como un viaje por mar. No podré controlar los vientos, ni si me ha tocado vivir en un periodo de tormenta o de calma. Pero si que puedo orientar las velas de mi barco para que me lleven al lugar deseado. Si el viento y las condiciones son propicios, y soy hábil en el manejo de mis velas, seguro que llegaré allí, donde me proponga. Si dejo que sea otro quien maneje mis velas, corro el riesgo de no llegar al lugar que proyecté.
Cuando te decides y te arriesgues a ser dueño de tu propia vida sin delegarla en nadie más que en ti, ocurre que que a pesar por un posible fracaso, el frenesí de lo incierto y las infinitas posibilidades te hacen volar en un mundo lleno de sensaciones poderosas. Eso es vivir, sentir...
Tal como decía Charles Chaplin: " Sé tú, e intenta ser feliz, pero sobre todo, sé tú".