viernes, 18 de mayo de 2012

LA VERDADERA AMISTAD

A día de hoy, miro al infinito y doy gracias por la cantidad y sobre todo por la calidad de los amigos que acompaño y me acompañan en la vida. Supongo que nunca llueve a gusto de todos, así que, algún “antagonista” debo tener por estos páramos de Dios. No hace mucho, la enfermedad vino de visita al organismo del padre de un buen amigo. Ese “amigo”, que solemos ver con menos frecuencia de la que nos gustaría, bien por el trajín diario de cada uno, bien por las causalidades, bien porque el azar no nos ha cruzado por un minuto. El hecho, es que sientes que siempre está ahí. Quiero hacer mención especial a esa amistad, porque en ese mal trago que tardó en digerir, fue cuando más unidos nos sentíamos, a sabiendas de que podíamos contar el uno con el otro. Lo que hace que esta amistad tenga tantos privilegios es simple y llanamente que cuando es “auténtica”, no hay nada que demostrar, no hay nada que cambiar, ni nada que perdonar. Es difícil, lo sé, lo he vivido, pero eso es así o de lo contrario, que es lo nos sucede con la inmensa mayoría de las personas, es alguien a quien conoces, le tienes cariño y respetas, nada más. Carece de la existencia de energía. Eso no tiene nada que ver con lo que quisiera transmitir a través de este artículo. Cuando se forma una relación tan especial, como esta, no hay hueco para las dudas, los celos, o las comparaciones. Ese es el motivo por el que generalmente tenemos tantos conocidos y tan pocos “elegidos”. Amigos elegidos para la confidencia, las risas, los buenos y los malos ratos y, sobre todo, para no tener que darle explicaciones. Ya me lo argumentaron una vez y hoy intento aplicármelo: “No des explicaciones, tus amigos no las necesitan y tus enemigos no las merecen”. La amistad es una relación que se basa en el desinterés, la reciprocidad, la empatía. Es un vínculo elegido, nada obliga a sostenerlo. También me educaron para “elegir” al género femenino como amistad, por el cual siento una gran admiración. “Elegidas” amistades de esta índole, acompañan mi vida. Suele ser en ocasiones una relación criticada, aún a día de hoy por algunos “profanos”. “¿Por qué no ha de ser aceptable la amistad entre un hombre y una mujer?”, me pregunto. Cuando éstos fabrican una relación de amistad, se aceptan ante todo y sobre todo como personas, no se eligen sexualmente. Todos tenemos cerebro, corazón, emociones y sentimientos… y éstos no tienen sexo. En la amistad, el hombre no ve a la mujer como un objeto de deseo, ni la mujer ve al hombre como un potencial proveedor. Al igual que en el amor, habrá en este vínculo: comunicación, sentimientos, expectativas, proyectos… “despojados” del componente de la libido, y superados los estereotipos culturales de género, descubrirán juntos que la amistad entre ellos es posible. Como en la teoría del yin y el yang, puede ser una relación con aspectos opuestos y complementarios. El crepúsculo y el amanecer necesitan de la amistad entre la noche y el día. Para sellar este tema y enviarlo a los ojos de quienes desean interiorizarlo, dejo una frase que leí en una ocasión y que causó eco en mí: “Todo el mundo quiere tener un amigo espléndido e incondicional, pero pocos se toman la molestia de ser uno”.