jueves, 5 de agosto de 2021

ACARICIAR LA HISTORIA DEL OTRO

Cuando miras, besas y acaricias a alguien, miras, besas y acaricias también su historia. En el contacto, despertamos su placer, sus miedos, sus deseos, sus viejos dolores, sus nuevas ilusiones, sus cicatrices e incluso sus futuros proyectos, en resumen: su vida. Debemos ser cuidadosos. Las personas requieren cariño (necesidad del ser humano), y el contacto físico es una de las principales formas de obtenerlo. Es parte de nuestro lenguaje, es nutrir necesidades emocionales y validar el afecto, apagar los miedos y regalarnos oxitocina. Cuando ocurra, piensa que escribes con tu piel, en el otro, como la pluma de un buen escritor lo hace en el papel, pero en su piel, así que hazlo con cariño, respeto, confianza, apoyo, acogimiento, ternura, y sobre todo: amor.

PROYECTO DE PAREJA

Cuando uno se encuentra con el deseo de vivir una "experiencia de pareja", se adentra en el placer y en el aprendizaje que brinda la relación amorosa con el otro. Quienes llegan a una relación, vinculan gran parte de su desarrollo personal, su experiencia y su proyecto de vida al de su pareja. Y esto no es como me decía una "buena amiga": "un tonteo, un romance o un apagafuegos". Esto es una invitación a vivir una experiencia como "un equipo". Conviene saber que el "proyecto de pareja" no nace de una atracción física o un impulso sexual, se da cuando los dos tienen la convicción de que, sean cuales sean las circunstancias, las dificultades, quieren compartir su vida con el otro. Una vez en el camino de la relación, ambos establecen un "compromiso", un pacto de honestidad, lealtad, fidelidad y confianza. Una firma que será la fuerza que les impulse a luchar por su realización y que mantendrá el amor, la pasión y el deseo por la otra persona. .En el amor colamos el respeto, la comprensión, la aceptación y la comunicación. Alimentos básicos para nutrirse y nutrir al otro. .En la pasión (sexualidad), se ingresa en un pilar importante que además de su aspecto biológico, es una forma de encuentro y de comunión. Un lenguaje afectivo y psicológico determinante para conocernos y conocer al otro en la intimidad. .En el deseo, navegamos en el sostén primordial para cuidar el compromiso. Compartir y disfrutar de la pareja hará que la sombra de la rutina, se desvanezca con la luz del deseo.

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

De todos es sabido que la pareja perfecta no existe. Y el amor "sano" implica; "compromiso, trabajo, comunicación y aceptación..." Sin embargo, el amor de pareja es algo que elegimos vivir y experimentar. Un sentimiento que emerge de la voluntad de escoger a alguien para compartir: valores, emociones, sentimientos y sobre todo; "proyectos". Ahora bien, (sin entrar en profundidad en la "Teoría del apego de John Bowlby"), si una vez inmersos en una relación, esta nos genera algún tipo de "sufrimiento recurrente", y tenemos razones para romper, pero nos sentimos incapaces de "soltarla" por miedo, podemos estar hablando de "dependencia emocional". Al igual, que aquellas personas que quedan atrapadas en la "jaula" de las relaciones rotas (exparejas), son individuos que han encallado en una "relación" de estancamiento. Uno de los síntomas más comunes de esta dinámica, es la dificultad para poner límites y terminar lo que se emprende por sí mismo, iniciándose así, un ciclo de "retroalimentación negativa" que acaba dificultando incluso el hábito más sencillo: "cualquier cosa que te suponga una mínima incomodidad se te hará un mundo". El resultado, como no podía ser de otra forma, es la pérdida de "autoestima". Totalmente comprensible: ¿Cómo se puede "estimar" a alguien que sabotea la realización de aquello que más deseamos? Desapegarte no implica que te conviertas en una persona fría o que la vida te sea indiferente. Lo he vivido y lo he experimentado como la comprensión y la aceptación de que todo tiene su camino. Un camino que ya no coincide con nuestros proyectos, con nuestros deseos. No se trata de resignación... consiste en acoger que cada persona sigue su propia vereda y tú mismo tu sendero. Dar las gracias por el aprendizaje y sentir paz para volver a edificar un nuevo proyecto.

QUERER CAMBIAR AL OTRO

Solemos tener la "mala costumbre" de querer cambiar a los demás. Es decir, la pretensión de que el otro modifique esas cosas que a nosotros no nos gustan. Y esto lo hacemos en especial, en el ámbito de la pareja. Pero, con este “modus operandi”, no tenemos en cuenta algo muy importante, y es que, nadie, absolutamente nadie, cambiará nada de sí mismo, a no ser que quiera hacerlo. Consciente de que quizá alguna conducta de su vida, no le resulte productiva. Es en el comienzo de una relación cuando suele ocurrir, puesto que a pesar de que estamos obteniendo mucha información sobre cómo es, y cómo actúa el otro, existe en nosotros; un filtro. Un filtro que tiene una función clave: nos orienta a fijarnos en aquellas cualidades del otro que coinciden con las expectativas que tenemos. Y por otro lado, ocurre que nosotros mismos hacemos "pequeños" cambios en nuestra conducta con la intención de adaptarnos a la vida de la persona que estamos conociendo. De esa manera, creemos "entrar" en las expectativas que el otro/a tiene de nosotros. El adaptarse el uno al otro, es lo normal cuando se inicia la relación. Claro que, con el paso del tiempo, se va "deteriorando" la lente del filtro. Y entonces, es cuando pretendemos que nuestra pareja cambie. Porque ya empezamos a ver lo que nos molesta, esas cosas que no nos gustan. En la vida, en algún momento de ella, todos, hemos querido que nuestra pareja cambie. Pero, existen personas que esto lo hacen de una manera recurrente. Y aquí, podríamos hablar de un perfil "autoritario" (personas que consideran que la conducta de la otra persona no se ajusta a su forma de ser). Destacar, que quienes pretenden que los demás cambien, lo hacen por simple proyección. Es decir: lo que les incomoda o rechazan del otro, es lo que, en el fondo, les molesta y rechazan de sí mismos. ¿QUÉ CONSECUENCIAS PUEDE GENERAR ESTO EN LAS RELACIONES? Lo más común, es que la autoestima de la persona que es "sometida" vaya menguando. Y una autoestima herida, generará agotamiento, apatía, cansancio y un deseo irreprochable de querer alejarse. Observando que no es aceptado tal y como es por quien decía: "amarnos sin recortes". Lo cual, lo cosechado por la persona autoritaria será en el mayor de los casos: "la soledad". Si tomamos conciencia y evitamos querer que el otro "mude de piel", y emprendemos el cambio en nosotros, es posible, que la persona que tienes más cerca también cambie. Eso sí, debemos tener la lucidez para saber que una persona puede cambiar, pero única y exclusivamente si así lo desea. Nosotros, por nuestra parte, solo podemos aceptar a los demás, o alejarnos de ellos; pero nunca cambiarles. La eterna lucha por querer cambiar al otro pasa por la aceptación. Tenemos que pensar que al final cada uno elige su camino, su forma de ver la vida, siempre basada en sus experiencias. No podemos tener el poder sobre los demás ni otorgarles una responsabilidad que no nos pertenece. Una vez leído todo lo expuesto, sería sano hacerse una pregunta: "¿Para qué quieres que el otro cambie?"

TU FELICIDAD NO DEPENDE DE NADIE

Cuando una relación termina, suele ocurrir que los recuerdos atormentan, y esto, quizá suceda porque se fantasea con lo que pudo haber sido y no fue. Porque la añoranza te inunda y porque crees que vincularte con alguien es imposible en ese instante. Pero si tomas conciencia y observas las cosas con calma, te darás cuenta de que no amabas de verdad. Amar sería desear que la otra persona sea feliz aunque eso le lleve lejos de ti. Y lo más importante, tampoco te amas tú. Amarte, sería aceptar que la otra persona no te quiere como compañero de vida. Todos sabemos que cuesta "soltar amarras", pero si no te ves capaz, pasado un tiempo para desenredar un nudo que nunca tuvo que hacerse, es momento de ver que esto es una invitación a pedir ayuda para permitirte estar triste, sentir las emociones que llegan, y así, trascenderlas para abrirte a un nuevo camino que te conduzca a ser feliz. Sin embargo, suele ser más sencillo; la inacción, es decir; "seguir aferrado a esa persona a la que "señalamos" como responsable de las causas que nos dañan, o meternos en el papel de víctima y considerarnos un mártir incomprendido del amor. Es comprensible: tiene sus recompensas, pero las estás pagando al precio de no ser libre, de cerrarte a las invitaciones de una vida maravillosa, a aquellos con quienes sintonizas de forma genuina, a la comprensión de que tu felicidad (aunque vinculada a los otros), nunca dependerá de nadie. Creemos que si seguimos alimentando ese "amor'', tu expareja seguirá unido a ti, que si tú no aceptas la ruptura, no habrá sucedido del todo, y que así mantienes la posibilidad de que lo reconsidere y vuelva. Y, si no vuelve, crees también que cuanto más te agredes con los recuerdos, con las expectativas (imposibles), con la ceguera, más te deberá la vida. Y que algún día te compensará por el sufrimiento que has invertido en "fustigarte". Pero la vida no te va a compensar. Sólo tú puedes salir de la espiral de apego y sufrimiento. Y, para ello, te corresponde aceptar lo que fue y lo que ahora es; perdonar y perdonarte; agradecer lo que la experiencia vivida te ha enseñado. Recolocarte en tu centro y volver a conectar con tus valores y tu esencia, desear la felicidad de aquella persona a quien amaste, y trascender un nuevo camino con amor sano y consciencia.