lunes, 23 de agosto de 2010

LIMAR

En ocasiones, entendemos la flexibilidad como “ceder” siempre para evitar conflictos, (y tampoco veo que sea algo malo) pero ser flexibles, no significa dejarse llevar y ser condescendientes con todo y con todos.

La flexibilidad mejora nuestra disposición para no andar peleando por cualquier situación que no sea de nuestro agrado.
En un curso de meditación que tuve la suerte de realizar, el “maestro”, asociaba flexibilidad con humildad.
“Con el tiempo, las personas inflexibles, se van quedando solas”. – Argumentaba.

Ser flexibles nos enseña a amoldarnos a las circunstancias. Todos somos artífices de nuestra personalidad, arquitectos de nuestro destino, todos podemos ser alfareros afanados en limar las aristas de nuestro carácter.
Lao Tse aconsejaba que imitáramos al agua, porque todo lo vence ya que a todo se amolda.

Modestamente, cito algunos “pasos” que INTENTO seguir (repito, lo intento, a veces no lo consigo, pero lo intento) para conseguir la flexibilidad.

- Procurar que tu primer impulso no sea dar un sí o un no como respuesta inmediata.
- Aprender que aceptar o negar tiene su momento. Escucha, observa, medita y actúa (procura, aunque no lo consigas, mantener ese orden).
- Hablar cuando sea necesario, o calla si las circunstancias lo exigen en ese preciso momento. Las conversaciones cuando son forzadas no llevan a ninguna parte.
- Buscar el mejor momento para opinar algo que sea interesante.
- Aprender a dejar una conversación en el momento oportuno, evitando discusiones estériles que no llegarán a algo sensato.
- Tratar a cada persona según su peculiar forma de ser, lo cual se traduce literalmente en respeto.
- Rectificar cada vez que sea preciso.
- Corregir los errores, pedir perdón o aclarar la equivocación.
- Respetar las reglas o normas que imperan en los distintos lugares a los que asistes, a menos que afecten la integridad y la seguridad de cualquier persona en particular.

martes, 17 de agosto de 2010

LA VIDA… UNA MONTAÑA RUSA

La vida es como una montaña rusa, hay momentos en que nos sentimos en la cúspide, en la cima, nos “asalta” una sensación de estabilidad, de progreso, de placer. Podemos sentir que nada nos agobia. Todo abajo parece baladí, lo vemos lejos, pequeño, insignificante, sin ninguna importancia, lo primordial para nosotros en ese momento…”nosotros”. Restando importancia incluso a quienes nos rodean.
Una vez empezamos a descender, comenzamos a sentir miedo, ahogo, inseguridad. Volviendo a palpar la sensación de cómo nos invadía antes de “anidar” en la cima. Empezamos a advertir inestabilidad, agobio…temor a caer al precipicio, derrumbarnos hacia el vacío…(curioso, cuanto más cerca nos sentimos del suelo, menos estabilidad).
Y es ahí, cuando nos damos cuenta del fino hilo que separa ambas emociones.
Lo mejor, desde mi modesta opinión, es que tanto en la cúspide como en la “falda”, recordemos a aquellos que siempre están a nuestro lado.

jueves, 12 de agosto de 2010

ELEGIR EL CAMINO APROPIADO

La antigua filosofía del tao es una de las vías de liberación más importantes que la humanidad ha gestado en toda su historia.
Por encima de todo, el taoísmo pone gran énfasis en el equilibrio entre nuestra conciencia de la realidad y nuestro ser natural.
La palabra Tao, contiene en sí misma dos significados. Por un lado significa, “el camino” por otro podría traducirse como “naturaleza” o la esencia de las cosas.
El Camino taoísta, en cuanto senda personal, es la consecuencia coherente de la cosmovisión que venimos desarrollando desde el primer paso que damos en la vida, hasta el último. Mientras avanzas por el camino del tao, debes superar las perspectivas personales para obtener una conciencia de la realidad más universal, más próxima a la verdad, menos distorsionada por nuestros intereses, nuestras apetencias, nuestros apegos y habilidades disímiles. Si no fuere así, el taoísmo sería una cosmovisión comprensiva pero sin ningún propósito. No dejaría enseñanza alguna para el quehacer humano y estaría totalmente divorciada de la vida social.
Apartándome (sin apartarme) del Tao, una vez leí que el teólogo brasileño Leonardo Boff le preguntaba al Dalai Lama en una entrevista cuál era la mejor religión. Él esperaba que dijera el Budismo o las religiones orientales. El Dalai Lama se limitó a responder que la mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al Infinito. Es aquella que te hace mejor.
Leonardo Boff para salir de tanta perplejidad le volvió a preguntar:
- ¿Qué es lo que te hace mejor?
Y el Dalai Lama respondió:
- Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más ético…más humano.
La religión que consiga hacer eso de ti, es la mejor religión.
Me he animado a desmenuzar la filosofía taoísta y la budista, para sumergirme en un camino, en el camino de elegir un camino.
Cada uno de nosotros, transitamos por los caminos de la vida y cada uno se encuentra en una estación diferente. Al final del trayecto, todos nos veremos las caras, eso sí, algunos con muchas cicatrices. Llegaremos a la meta, al mismo objetivo, porque quiero pensar que sólo existe una puerta por donde pasaremos… ¿hacia dónde? Aquí, tengo mi propia opinión como tú la tuya. Sólo, deseo que mientras vayamos caminando, cada uno, haya elegido lo que para él, ha sido lo correcto.