martes, 29 de septiembre de 2009

¿LA LIBERTAD ATRAPA?

Cuando salió a la luz pública la película “Cadena Perpetua”protagonizada por mi actor favorito: Morgan Freeman acompañado por Tim Robbins hubo una escena que me hizo reflexionar acerca de la libertad. Para los que no habéis visto la película, os contaré muy brevemente el tramo que anteriormente mencioné y que caló fuerte en mi retina para quedarse anidado.
A uno de los presos que llevaba allí toda su vida y ya entrado en edad, le dieron la “condicional”. Al salir, la vida había llevado su curso y las nuevas tecnologías habían hecho lo propio. Era un ser humano con una vida entre rejas y al encontrarse con un cambio tan intenso, la libertad se le hizo muy grande. Era “alguien” dentro de aquella prisión, fuera, ni la sombra de lo que dentro significaba. Su decisión fue la de suicidarse. No supo volar, claro que siempre “creyó” ser libre en la rama de aquel árbol. Fue preso de su libertad.
Desde hace mucho, he venido escuchando personas aseverando con total autoridad, seguridad y supuesta claridad, postulados acerca de la libertad, que ésta se consigue tras el éxito, el dinero, la madurez, la autonomía del ser…pero ¿a qué libertad se refieren? ¿a una libertad condicionada? Me puse a pensar y a tratar de digerir algo que no me cuadraba y no me convencía en absoluto: “¿Tendremos realmente la autoridad plena de hacer o no lo que queremos?” Por más vueltas que le di al asunto, un "no" fue la única respuesta.
He intentado experimentar con el significado de libertad; intenté hacer cosas fuera de cierto patrón: ir de improvisto a algún lugar, escuchar música a la hora que quisiera, cosas muy básicas, meros baladíes. ¿Fui libre de hacer lo que quise simplemente porque así me pareció? Obviamente, obtuve otro "no" como respuesta.
Pues era una cuestión de lógica, la vida en sí es regida por varios patrones, están las leyes, las normas de convivencia social, sagradas o religiosas (para aquellos que son creyentes), cuestiones morales y éticas provenientes de la familia, círculo de amistades, de lo laboral y un sin fin de otras normativas. Todo está programado, por así decirlo. Si dijese que mañana lo quiero dejar todo e irme a un país de ayuda humanitaria, muchos dirían que estoy loco. El miedo a desprogramarte de esta sociedad tiene un peso enorme, pero, sólo nos sentiremos libres, si dejamos de sentirnos condicionados por todo lo mencionado anteriormente.Tú eres el que ha de elegir tu propia reacción, frente a las cosas, situaciones y personas. Vivir libremente, siendo dueño de uno mismo, es no dejarse llevar ni por persona ni situación alguna. Saber que nada ni nadie tiene poder sobre uno ni sobre sus decisiones.
El ser humano sabe por sí mismo lo que está bien o mal, pero realmente ¿que está bien o mal? Quizás es lo primero que hemos de dejar de preguntarnos, porque entonces ya no eres libre de pensamiento, estamos cuestionando. ¿El miedo cuestiona? Si, naturalmente, y además paraliza, no dejándonos ser libres. El pensamiento se sujeta al miedo y no permite la libertad.
Para mí, sentirme libre, sería estar liberado de cualquier enfermedad física, mental, y de cualquier estructura social, que me impida hacer en el momento que me invade el impulso, lo que deseo.

lunes, 21 de septiembre de 2009

LA FORTALEZA ESPIRITUAL


“Al llegar al Tibet, una joven pidió prestado un espejo a fin de arreglarse y verse más presentable. A pesar de todos sus esfuerzos, relata lo siguiente: "Nunca olvidaré mi apariencia; algunas de mis amistades no me reconocían". Debido a que había vendido su propio espejo a un monje budista a cambio de un trozo de carne de yack, ella no había pasado el tiempo contemplándose; ahora ni siquiera reconocía su propia imagen. Era una persona diferente, tanto por dentro como por fuera. Durante el trayecto por cadenas montañosas y enormes privaciones, ella se había forjado una profunda convicción; su fe había sido probada y su conversión era firme; había sido refinada en aspectos que el mejor espejo no podía reflejar. La joven había suplicado recibir fortaleza y la había encontrado: en lo más profundo de su alma”.

Elegido este cuento budista no de forma casual para comenzar mi reflexión acerca de la “fortaleza espiritual”, donde Siddahartha Gautama (Buda) fundador del budismo enseñó al mundo la posibilidad de liberarse de todo sufrimiento a través del Nirvana (el camino hacia la Iluminación). Así nos muestra que todos los seres humanos tienen el potencial interno de lograr el cese de su sufrimiento y comprender la naturaleza humana. De ahí, que desde mi modesta opinión la fortaleza espiritual sea tan trascendente en su presencia como amenazante en su ausencia. En este sentido, la carencia de toda fortaleza moral interna podría empujar a cualquiera a la búsqueda de sustitutos que le aporten desde fuera el respaldo que no encuentran dentro, el prestado coraje o la falsa seguridad que necesitan para seguir adelante. Demasiadas veces esa alternativa la ofrece una adicción. Cualquiera que sea la droga elegida - alcohol, sexo, trabajo, otra persona…el adicto deposita el poder, la energía o la fortaleza en "eso", de lo cual depende para sentirse bien, no obstante, las adicciones no dan fortaleza, solamente generan la vana ilusión de sentirse fuerte o seguro y terminan, tarde o temprano, destruyendo la poca fuerza interior que quedara en el adicto. Buscar fuera, lo que en realidad deberíamos encontrar dentro nunca es una buena idea.
Ésta es la clase de flaqueza interior de la que quisiera hablar. No tenemos que vivir mucho tiempo para descubrir que la vida casi nunca resulta como la planeamos. La adversidad y la aflicción llegan a todos. ¿Conocen a alguien a quien no le gustaría cambiar algo de sí mismo o de sus circunstancias? Y sin embargo, estoy seguro de que conocen a muchos que siguen adelante con fe. Uno se siente atraído hacia esas personas, es inspirado por ellas e incluso fortalecido por sus ejemplos.
Hace unos tres años, mi hermano mayor viajó en una expedición militar a Lourdes. Cuando aterrizó de vuelta, lo hizo invadido por una gran fe. Me extrañó, él siempre había sido una persona muy terrenal, pero aquel viaje le cambió la forma de vivir su FE. Relataba como las personas llenaban todo tipo de jarras de la fuente. El agua de la gruta es símbolo de algo milagroso. Una fuente y agua espirituales que nos limpia y renueva por dentro dejándonos en el corazón un pozo de alegría profunda. Claro que el factor psicológico es muy importante, pero no quiero entrar en ese detalle, no deseo desviar el tema, porque hasta a mí me está gustando escribirlo. Describía como hasta los más avanzados en edad, empujaban a los que en silla de ruedas iban a ver la “imagen milagrosa”. -¡Era increíble! esa fue la frase que más repetía…
Después de oír su relato, me quedé pensando que todas esas personas estaban motivadas por algo interno: La Fe, simbolizada por una imagen, la virgen de Lourdes. ¿Pero y la persona pobre de espíritu que no le mueve ningún dogma? Quien nada lo motiva más que una adicción efímera. Son muchos como anteriormente relaté, los estimulados por una ilusoria esperanza, como un sustituto del yo, que cuando se desvanecen, terminan por venirse abajo, por derrumbarse.
Entrecerrando puertas cuestiono: ¿cómo salir de ese pozo sin una fuerza interior?

jueves, 17 de septiembre de 2009

LA HUMILDAD


Una noche, un mosquito que no paraba de hablar y hablar sobre sí mismo, le decía a una luciérnaga:
-"Yo no creo que haya en el mundo una criatura mas útil y al mismo tiempo mas noble que yo. Si el hombre no fuese por naturaleza un ingrato, debería estarme eternamente agradecido; de hecho no podría tener mejor maestro de comportamiento moral. Porque mis agudas picaduras le ofrecen la posibilidad de ejercitarse en la noble virtud de la paciencia. Y con el fin de que se sacuda de su inepto sueño, de día y de noche, en cuanto se acuesta para dormir, enseguida me ocupo de picarle ya sea en la frente, en la nariz, o en otras partes del cuerpo. También poseo en la boca una trompeta, con la cual, a modo de guerrero, voy tocando y proclamando mis gestas. Pero tú, luciérnaga, ¿qué bien reportas al mundo?".
Respondió la luciérnaga:-"Amigo mío, todo aquello que crees hacer en beneficio de los demás, en realidad lo haces pensando solo en ti. Al picar a las personas, chupas su sangre, la cual te ayuda a nutrir tu vientre; y tocando la trompetita, tratas de exaltar tu acción ante sus ojos y la vista de los otros. En realidad solo te quieres a ti mismo. En cuanto a mi, no tengo otra cualidad fuera de esta lucecita que arde en mi corazón. Con eso, procuro iluminar el camino a quien esta envuelto en las tinieblas de la noche. Sé que esta lucecita mía es bien pequeña, y quisiera hacer más, pero la naturaleza no me lo permite. El poco bien que hago, lo hago en silencio, sin vocearlo alrededor. ¡Que las personas juzguen quien de nosotros dos les es de mayor provecho!".

Quería comenzar con buen pie para hablar de este tema que tanto escasea hoy día en la sociedad moderna, de ahí que haya dejado este cuento. Paseaba por un muelle con mi amiga Lorena, miré al frente y bajo el gran faro, amarrados se mareaban muchos barcos anclados. Parecían desear salir de allí para navegar sin rumbo, por un momento creí que tenían vida. La miré y le dije: - ¿Con cuál te quedas? Sonrió porque me iba a señalar un yate. Pero enseguida le invadió la humildad y se dejó llevar por ésta. Eligió uno más sencillo. Yo, había echado el ojo a una lata de sardinas (así lo bauticé) que allí flotaba. Pequeño, sin remos, con eso me conformaba para pasear por la quietud que ese día reinaba en la sábana oceánica. Claro que a todos nos gustaría tener ese gran barco que nos saque a navegar mientras las gaviotas revolotean graznando cerca de la proa pero por naturaleza, los “pobres” como así los llamo yo, somos invadidos por los miedos a poseer algo con valor por si tenemos que pagar un precio. Es por ello que siempre tendemos a ser humildes y conformarnos con poco.
Tratar la humildad es complicado debido a que el que más o el que menos de nosotros tiene arrestos de orgullo que es lo adverso a la humildad. Cuando una persona está consciente de que no es superior a nadie y admira y ayuda a cada uno de sus semejantes como a sí mismo es humilde. Pero… ¿dime quién puede realmente definir la humildad cuando en su corazón tiene cabida el egoísmo y la envidia?
La humildad es algo íntimo nadie puede saber hasta que punto otra persona es humilde o no. Decirle a una persona que no es humilde es un acto de arrogancia por lo tanto es menos humilde que a la persona que se le dijo.
En realidad, el significado de las palabras es bastante arbitrario y varía con el tiempo, el contexto en que se utilice, la contraposición con otras palabras, como se emplee el lenguaje no verbal al pronunciarla…eso es muy importante, al menos para mí. Humildad es una palabra trascedental y se utiliza mucho cuando se habla de valores, de moral, de religión y hasta de ética laica. La humildad es reconocida como virtud social. Una de las percepciones es señalar la baja condición de las personas, calificándolas de rastreros de carácter, cobardes, vencidos...
En el contrapeso de la balanza, nos encontramos con la soberbia, haciendo referencia a la superioridad, a lo supremo, a lo sublime...
Por lo tanto, la humildad, el recordar que uno viene de la tierra, es bueno para los que se preocupan demasiado en mirar hacia arriba y en alcanzar las cumbres del éxito, la fama y el ego exaltado.
Lo importante es lograr el equilibrio, porque la verdadera virtud, según el BUDISMO, siempre está en el término medio.
Buda dice: -“si eres humilde no serás capaz de ver todo lo que te llama a la superación, entonces, más que humilde eres un pobre de espíritu. Si te crees superior y a salvo de caer, es posible que un día caigas de tu pedestal. Porque en realidad eres más pobre de espíritu que otra cosa".
Y así, humildemente, doy las gracias a mi amiga Lorena por haberme hecho reflexionar para poder escribir sobre este asunto y bajarme los humos filosóficos para volver al nido de la humildad.

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL AMOR… ¿UNA ENFERMEDAD?


Morihei Ueshiba fue el más grande de los maestros de las artes marciales de la historia. Murió en 1969, a los ochenta y seis años. Aun entrando en años era invisible como guerrero. Detestaba todo combate por antiestético, costoso, cruel, irreparable e innecesario. Su ideal y práctica de vida era el aikido, el arte de la paz. En su juventud, Ueshiba fue instructor en las academias japonesas de la élite militar; participó en la guerra ruso-japonesa, luchó en Mongolia, hasta que tres visiones espirituales le enseñaron que golpear, lastimar o destruir era el peor pecado que podía cometer. Entonces decidió retirarse al campo, donde consagró todo su tiempo a difundir el aikido, la magia transformadora del conflicto, la sabiduría del no combate ganador.
Solía decir que hay muchos senderos que van a la cima de la montaña, pero que sólo existe una cumbre: “el amor”.
Al leer este relato me invadió el sentimiento de querer compartirlo con todos los que aquí os paráis. Preciosa historia, consiguió transformar su vida. La que era pura osadía por la lucha en amor. ¿Cuantos de nosotros podríamos realizar semejante ejercicio? Creo que todos. Claro que para cada ser humano el amor no tiene la misma definición. Podría decirse que se trata de una relación de amistad, confianza e intimidad donde a la vez se da la atracción sexual, pero no siempre coinciden todos estos aspectos a la vez. El amor es un tema que da muchos quebraderos de cabeza, sobre todo porque es un abanico muy amplio, con muchos y diferentes puntos de vista. Por ello no expresaré mi opinión sobre el mismo pues cada cual supongo tendrá la suya propia, basada en su experiencia y en sus deseos. De lo que sí me atrevo a opinar es sobre la confusión que puede generar el amor con el apego. El apego es una falsa apariencia del amor y la gran responsable del fin de muchas relaciones. Se trata de un concepto capital en la filosofía budista y puede estar asociado a cosas, situaciones o personas. Para el budismo, el apego constituye la causa más importante del sufrimiento humano. El lado negativo del apego se presenta cuando viene acompañado de la inseguridad apareciendo el temor a ser abandonado. Ese miedo puede manifestarse en la necesidad de mantenerse cerca de la otra persona el máximo tiempo posible, llegando a crear situaciones asfixiantes. En el ámbito de la pareja, el apego es muy dañino porque el mismo ímpetu que aglutina es el responsable de provocar el mayor sufrimiento y el final de la relación. Es fácil dejarse engañar por el apego porque en muchos aspectos se asemeja al amor. La diferencia primordial entre apego y amor es el factor libertad. El amor jamás restringe el espacio y el tiempo que el otro necesita para su crecimiento, en cambio el apego, en lo que a mí respecta, siempre representa el primer eslabón de una gran cadena, en cuyo otro extremo yace una pesadísima ANCLA, que no permite al barco de mi ser navegar libre por los mares de la existencia cotidiana.

domingo, 6 de septiembre de 2009

SABER ESTAR CON UNO MISMO.


Son muchas las tardes que, después de salir del gimnasio o cuando parto de casa para coger aire, bajo al parque que habita en mi barrio, La Garita. Frecuento las terrazas que allí residen con los míos para tomar ese café que acompaña el ocaso. Suelo observar todo cuanto acontece a mi alrededor, sobre todo a las personas: niños, mayores, abuelos…me encanta contemplar el comportamiento del ser humano. Pero de un tiempo a esta parte, me ha robado mucha atención un señor que parece tener tatuada una sonrisa en su rostro. Whisky en mano, manices en mesa y acompañado día a día por su soledad, disfruta las tardes. Muchos le conocen, se le acercan, le hacen un poco de compañía y pronto vuelve a quedarse con su vieja compañera, la soledad. Un aislamiento elegido. Un hombre que disfruta de si mismo. Sabe estar sólo. Algo que está al alcance de muy pocos. Se puede estar solo sin sentirse solo, lo cual implica disfrutar del tiempo que pasamos en soledad sin sentirnos vacíos ni tristes. Y él lo consigue. Su nombre es Luis, lo sé porque saluda atentamente a todos los conocidos y a desconocidos que disfrutan su bella aura al pasar a su lado. Es un personaje típico del barrio. Posee ternura, su cara lo refleja con una mirada dulce, parece que nada le molesta, ni el ruido de los balonazos de los niños le distrae de su momento de disfrute. Todo lo contrario, sonríe para cada niño que viene a recoger la pelota. Sospecho que muchos tratan de establecer una relación para evitar el dolor que produce nuestra “enemiga”, la soledad. De hecho, hay personas que mantienen una relación aún sabiendo que no funciona, como alternativa a la pena de estar solas y desafortunadamente, ninguna relación puede aliviar lo atroz de sentirse solo. Disfruta de sí mismo, eso le hace distinto y consigue llamar mi interés. Algún día desearía apartar a su compañera “soledad” y compartir alguna conversación con él. Seguro que tengo mucho que aprender.
Gracias Luis, por enseñarme con tu sonrisa a reflexionar sobre como sentirse a gusto con uno mismo.

martes, 1 de septiembre de 2009

CARMEN: “UNA MUJER SIN PRECEDENTES”


En Diciembre de 1999, aterricé como empleado municipal del Ayuntamiento de mi ciudad, el destino fue una Escuela Infantil. Recuerdo ese día como si fuese ayer. Era un cambio en mi vida, claro que ésto es lo único permanente. Tengo que aplicarme lo que mi buen amigo Pedro Fleitas siempre me recita sutilmente: “Banpen fugyo”.
Tenía que entrevistarme con la directora del centro. Había oído hablar muy bien de ella, lo que me hizo llegar a su mesa empujado por aires de tranquilidad.
Han pasado los años y nuestra relación ha sido (amén de lo profesional) excelente. Como toda semilla bien plantada y regada cuando es debido, su tallo crece en ascenso y en plena rectitud. Es decir, hemos estrechado lazos y nuestra amistad ha sido como el Etna, el mayor volcán activo de Europa, siempre en plena erupción o como cuando uno mira al horizonte y ve como el cielo y el mar se absorben en uno. He visto lo mejor y lo peor de ella y poco puedo decir de su parte negativa. Una mujer y madre coraje, de esas mujeres que si estás mal te miran dormir por velarte el sueño. Me ayudó cuando más lo necesité y eso es una deuda de por vida, no sólo porque me apoyó cuando peor lo pasaba, el caso es que ella también transitaba por una situación crítica.
Saca fuerzas de donde nadie puede, como quien es capaz de escribir con tiza en el hielo. He sido testigo de su evolución (claro que uno siempre está evolucionando), he visto como ha sacado las garras como buen águila para defender lo suyo sin hacer daño, y esa técnica pocos la dominan. Luchadora incansable, capaz de dar a sus progenitores lo que ellos piden sin que ella lo tenga. Hace magia, es lo que pienso, porque es una mujer mágica. Cuento con la fortuna de estar en su vida, eso me llena el alma. Desde mi humilde blog, cumplo la promesa de escribirle lo que tanto merece: un reconocimiento.
Te querré por siempre Carmen…