sábado, 31 de diciembre de 2011

FELIZ ENTRADA DE AÑO NUEVO

Cada puerta, cada entrada que atravesamos, es como los años que tachamos en el calendario, indican que dejamos atrás experiencias, vivencias adquiridas, incrementando así, nuestro particular kilometraje. Cerramos la puerta número 2011 para adentrarnos en la señalada 2012 y continuar aumentando los kilómetros.
Les deseo a todos que no los recorran en balde y disfruten de una feliz salida y entrada de año.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

NAVIDAD… SALUD Y MOMENTOS

Ya en Diciembre… aterrizamos en la pista del invierno, tiempo de recogimiento y con ello la llegada de la tan “controvertida” Navidad. Contradictorio, esta estación nos hace hibernar, pero tan señalada fecha nos empuja a salir a la calle.
Reencuentros, olor a castañas asadas, bombillas, compras... Nos enfrentamos a unos días de alegrías, tristezas, sinsabores, materialismo y grietas en el ego. En este desértico tiempo de crisis que deambula, muchos son los que lo atraviesan dejando kilómetros atrás y esforzándose para llenar las mesas en Nochebuena, y si me apuras, hacer un milagro para ver a su hijo el día de reyes, con una sonrisa dibujada en su cara.
Hace días, saltó la noticia de que el ayuntamiento de un pequeño pueblo había utilizado el presupuesto del alumbrado público navideño, para dar trabajo a una veintena de desempleados. Veinte familias que verían cubiertas sus necesidades básicas en un mes, donde desde mi modesto punto de vista, ningún niño, ningún adulto, debería quedarse con el estómago vacío.
En este humilde artículo navideño, quiero hacer mención especial a mis padres, y a todos aquellos padres que hicieron lo que estaba en sus manos para alimentar el cuerpo, la mente y el corazón de cada uno de sus hijos, cada día de cada navidad y durante el resto del año, con ganas o sin ellas. Ahora que soy padre, me conmueve cómo siendo ellos tan jóvenes, hicieron todo sin quejarse. Firmaron un “pacto” y éstos están para cumplirse.
Días atrás, estuve en la sala de espera del hospital. Un ictus había parado parte del organismo de mi padre, pero también, la vida de todos los que le queremos. Con la ansiedad de quien desespera al esperar, volaban mis pensamientos, y no me imaginaba una navidad, una vida sin su presencia. Este relevante hecho, ha potenciado un poco más mi forma de ver y disfrutar esta época del año junto a quienes amamos.
Independientemente de las cuentas bancarias de cada familia, “la navidad”, es un tiempo mágico que ilumina cada hogar. No importa los “bultos” que puedan acompañar al árbol, ni las cenas que se sirvan en cada mesa, al fin y al cabo, los momentos compartidos son los que llenan nuestros recuerdos.
Cómo no voy a valorar y disfrutar esta navidad al lado de mi padre, entre otros…, un hombre que durante mis casi treinta y cinco años de vida, le he visto levantarse cada mañana temprano, lloviera o no, para volver por la noche, capaz de hacer lo necesario para mantenernos y protegernos como fuera y sobre todo, llenar la mesa en Nochebuena y dibujarnos una sonrisa en nuestra cara el día de Reyes.
Mientras giro las bisagras que cierran este artículo, un año más, me voy despidiendo también de éste, no sin antes desearles a todos una Feliz Navidad y un año especialmente “cargado” de salud y de grandes momentos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

LA RELIGIÓN

Medité mucho tiempo osar meterme en la piel de un “bolígrafo” para teñir este folio acerca de la “religión”. Un tema tan montañoso como llano, tan majestuoso como conflictivo. Puede acercarnos y a la vez levantar trincheras, edificar pueblos y a la vez arrasar países. Mi intención, no es más que abocar pupilas y hacer reflexionar mentes.
Mencionar la palabra "religión" en una conversación, trae a las cabezas, ideas dispares con su respectivas controversias. Para algunos, la religión está arraigada a la creencia de un solo Dios (monoteístas) o de Dioses (politeístas), y según el tipo de religión, cada una a su respectivo ser supremo. Otros, sin embargo, piensan que tiene que ver con una actitud emocional e individual respecto a algo que está más allá de este cielo que nos tapa. Los hay que la identifican “sencillamente” con moralidad. Lo cierto, es cada uno se agarra a la religión en gran medida por la experiencia vivida, por lo que ha podido “chupar” de sus progenitores y por los senderos que sus inquietudes les han llevado a tomar.
Personalmente, me considero como la mayoría de este mundo, un seguidor de Jesús. Como cristiano, he vivido con él toda mi vida. Su mensaje no deja indiferente a nadie. Ahora, en esta época de mi existencia, el horizonte se ha ampliado, acariciando otras ramas, convirtiéndome así, en un cristiano no exclusivista y no creo que el cristianismo sea la única religión aceptable, por más que sea mi “hogar”.
Como un “explorador”, he viajado en liana realizando cortos pero intensos viajes que me han permitido conocer otras ramas, hasta que decidí anidar en el árbol del budismo, sin exclusividad. Entendí, en este nido, que el crecimiento espiritual no tiene que estar basado en la fe religiosa. Budismo es ética laica. Cierto es, que todas las religiones: cristiana, hinduista, bahaísmo, islamista, todas…en su trasfondo, tienen un mismo mensaje, e incluso el propio budismo, sin sujetarse a la creencia de un Dios creador. Todas abogan por el amor, la compasión y el perdón, valores apreciados incluso por los agnósticos. Al fin y al cabo, cada persona es libre de elegir y de aceptar cualquier condición religiosa, pero lo más importante es no alejarse de su contenido. Y el ingrediente principal, es la compasión. Y la compasión es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.
El problema llega cuando la religión, y sobre todo su creyente, se autoconvence de la “verdad absoluta” de su creencia y se halla dispuesto a seguir las consecuencias de esta convicción, incluso no sólo apostando todo lo que posee, sino perdiéndolo. La religión puede convertirse en idolatría, transformando a las personas, aferrándolas fanáticamente. Y es ahí, donde corremos el riesgo de perdernos. Tenemos que respondernos demostrándonos que la religión misma, la tuya y la mía, llevan a examen a sus ídolos y efectúa “reformas” desde dentro, es decir, toda religión, tiene el poder de renovarse a sí misma. Ninguna posee la verdad absoluta. Existe una verdad única y universal: el amor.
Para cerrar tan delicado tema, dejo unas palabras de Buda, que hicieron que mi balanza espiritual se inclinara hacia tierras tibetanas: “Oh monjes y sabios, no me respetéis por quien soy, ni por mis enseñanzas. Debéis someterme a un análisis crítico y aceptarme sólo cuando vuestro entendimiento os aconseje hacerlo.”

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA VIDA...UNA NORIA

La vida es como una noria, hay momentos en que nos sentimos en la cúspide y nos asalta una sensación de plenitud, progreso, placer... ¿falsa estabilidad? Podemos sentir que nada nos agobia. Todo abajo parece baladí, lo vemos lejos, pequeño, insignificante, sin ninguna importancia. Lo primordial para nosotros en ese momento…”nosotros”. Restando importancia incluso a quienes nos rodean.
Una vez empezamos a descender, comenzamos a sentir miedo, ahogo, inseguridad… Comenzamos a advertir inestabilidad, agobio…temor a caer al precipicio, derrumbarnos hacia el vacío… (curioso, cuanto más cerca nos sentimos del suelo, menos estabilidad).
Es ahí, cuando nos damos cuenta del fino hilo que separa ambas emociones.
Lo mejor, desde mi modesta opinión, es que tanto en la cúspide como en la “falda”, “pactemos” con nuestro ego y recordemos a aquellos que siempre están a nuestro lado.

jueves, 10 de noviembre de 2011

ENTERRAR

Todo guarda una relación mutua con todo lo demás, así que no podemos culpar a nadie por nada.
Sólo el tiempo será quien eche la última pala de arena para enterrarlo todo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

LOS SENTIMIENTOS

Estamos acostumbrados a dividir el mundo entre lo exterior y lo interior, lo objetivo y lo subjetivo, y esta división no tiene porqué ser conflictiva, pero nuestra cultura valora y exalta lo exterior y objetivo en perjuicio de lo interno y subjetivo. Y no hay nada más valioso que lo que anida dentro de nosotros: "los sentimientos".

jueves, 27 de octubre de 2011

DESORIENTARNOS

“La vida no deja de desorientarnos”. Ese fue el diagnóstico que hice después de realizar semejante foto. Una vez mi paladar se deleitara con un helado, y mis pies hicieran lo propio paseando e intercambiando opiniones al lado de mi amiga Lorena, un ser maravilloso, nos dirigimos al medio de locomoción que nos había trasladado para semejante gozo. Abducidos por la calma de la noche, giramos la cabeza de este a oeste sin ubicar dónde habíamos dejado el coche, hasta que la memoria salió a relucir indicándonos donde estaba situado. Para nuestra sorpresa, apreciamos este letrero publicitario que “colgaba” boca abajo. En ese instante, como ave de paso, se posó en mi cabeza un fragmento de la letra de una de las canciones de Fito y Fitipaldes: “Ya no sé si el mundo está al revés o soy yo quien está cabeza abajo”.

miércoles, 19 de octubre de 2011

RESCATAR

Lo bueno de las experiencias vividas es que siempre se puede “rescatar” algo a pesar del tiempo.
“Aquí y ahora”, es la única superficie real. Ya no existe ayer, y mañana está aún por despejarse…
Hasta cuando nos metemos en el pasado, lo hacemos desde el presente...curioso.
Opino, que no es nada malo mojarnos en los charcos del pasado con altas botas de agua, porque sólo así, veremos reflejada en la superficie nuestra imagen íntegra.

martes, 11 de octubre de 2011

INTERRELACIÓN… INTERDEPENDENCIA

Todas las cosas están interrelacionadas y son interdependientes; nada existe de forma aislada. El Universo entero es como una telaraña: si tocas una parte, toda la red se estremece. Como resultado de la interrelación y la interdependencia, toda expresión de energía, incluyendo nuestros pensamientos y acciones, acaba tocando y afectando todo lo demás.

domingo, 25 de septiembre de 2011

LA INDECISIÓN

Compartía con un buen amigo un pedazo de la tarde y con él, un café. Entre tantas conversaciones establecidas, se me quedó una “atragantada” y que me costó digerir: la indecisión.
Después de centrifugar, me di cuenta de que muchos en un momento determinado de nuestras vidas, estamos invadidos por la duda. Elegir no se convierte en una tarea fácil cuando la indecisión se “instala” en nuestra mente. Nada ni nadie nos dirá o nos hará ver qué es lo acertado, sólo nos queda elegir, tomar decisiones y vivirlas. ¿Habremos atinado? Sólo el tiempo, juez y parte de esta vida, nos lo hará saber en su transcurso.
¿Por qué me pasa esto a mí? Un interrogante que oímos o habremos pronunciado en muchas ocasiones. Considero que no podemos hacerle preguntas a la vida, porque es ésta quien nos cuestiona a cada uno de nosotros, y ya respondemos con nuestros actos. Por ello cuando uno no toma una decisión, le comentaba a mi buen camarada, también la está tomando, cuando no elige, está eligiendo y cuando no actúa, está actuando. Suena contradictorio, pero cuando renunciamos a algo, estamos eligiendo.
En lo que sí llegamos a entendernos sin “peritaje”, fue definir al miedo como el gran obstáculo para tomar una decisión. Éste nos inmoviliza, hace sentirnos “cobardes”. Desde mi modesta opinión, cruzar el umbral que separa la cobardía de la valentía, consiste en asumir las consecuencias que conlleva tomar una decisión, sin buscar un culpable para echarle el “fardo” encima. Eso es un acto de puro coraje. Ser responsable no es ser culpable, aunque el diccionario diga lo contrario. La culpa es un sentimiento con un peso incalculable, mientras que la responsabilidad, desde mi punto de vista, es un acto heroico.
Tomamos decisiones pero no llegamos a ejecutarlas por temor a equivocarnos. Supongo que nadie busca su propio mal, al menos de una forma consciente. Ephraim Lessing decía que “algunos se equivocan por temor a equivocarse”. Y creo que lleva mucha razón. El miedo a los errores nos sitúa detrás de la cortina de la incertidumbre.
Adentrarse en territorios nuevos, pisar páramos que nunca habíamos pateado, implica colmarnos de desconfianza. Tener fe en nosotros mismos es una herramienta eficaz para salir con el paraguas entero de las tormentas. Equivocarse es aprender, si tomamos conciencia de la experiencia en sí.
Fitzgerald confesó que prefería fiarse de un hombre que se equivocaba a menudo antes que de quien no duda nunca.

sábado, 10 de septiembre de 2011

¿DIOS EXISTE?


Cogido de la mano de mi pequeña gran mujer de ocho años, paseaba por la playa estrechamente vinculado a su piel. Es curioso, ésta además de protegernos del mundo exterior, nos permite comunicarnos con él.
Entrelazaba sus pequeños dedos de la mano con los míos, y ambos, sentíamos el frío que penetraba por la planta de nuestros pies, cuando a la orilla, llegaba agonizando el último suspiro de una ola.
En el trayecto, tropecé con una “amiga” y como “norma general”, nos preguntamos cómo nos iba a cada uno. Me comentaba, entre otras cosas, que regaba sus conocimientos con la carrera de Criminología, y yo, le respondí que hacía lo propio con la Medicina Tradicional China. Después de adentrarse en el camino criminológico, me argumentaba que se había alejado de la idea de un Dios creador. Por mi parte, que nunca he dejado de creer que algo superior nos “supervisa”, y una vez recalado en la medicina oriental, basada en el “chi” (energía vital), que propone que ésta regula el equilibrio espiritual, emocional, mental y físico de la persona, había acrecentado mi punto de vista con respecto a una energía Suprema. Ciencia versus espiritualidad. Lo cierto, es que hubo un pequeño debate, y lo más importante, sin darme cuenta, es que los ojos de mi hija, eran testigos del intercambio de palabras.
Una vez avanzamos, dejando atrás el “lugar del crimen”, mi retoño me preguntó:
-Papá, ¿tu amiga no cree en Dios?
En un principio, no supe qué contestarle, pero me sobrepuse al golpe que me había azotado su inesperada pregunta, y le respondí, que existían personas que no creían en Dios. Apenas se asomaba el moretón causado por el golpe de sus palabras, cuando me soltó la segunda pregunta:
-Papá, ¿las personas que no creen en Dios, son buenas personas?
Le apreté la mano que le tenía cogida fundiéndola en una, a sabiendas que no existen dos manos iguales, porque en éstas, está grabado el mapa de nuestra vida, pero sentí que en esa personita de ocho primaveras de vida, empezaban a florecer las inquietudes que a todo ser humano, tarde o temprano, llegan a anidar.
Saqué de mi archivo una respuesta que dio el Dalai Lama en una entrevista y amoldándola a su edad, le respondí, y creo que hoy, pude silenciar el ruido que hacían aquellas carcomas en su pequeña cabecita. Y como cité anteriormente, creo en esa energía Superior, y le pido fuerzas cada día, para continuar al lado de mi hija y poder calmar su sed con mis respuestas (no siempre acertadas), sabiendo que un día, debo soltar su mano.
El líder espiritual tibetano, contestó; que no importaba si no creías en Dios, pero que intentáramos ser mejores personas. ¿Y qué nos hace mejores personas? Aquello que nos hace más compasivos, más sensibles, más amorosos, más humanitarios, más éticos. Quizá ahí esté Dios.

domingo, 7 de agosto de 2011

DESEAR…QUERER

“No siempre se desea exactamente lo mejor, lo que tenemos que tener claro, es si realmente deseamos todo lo que queremos, o si queremos todo lo que viene con lo que hemos deseado”.
Si analizamos con precisión esta reflexión, desde mi punto de vista, uno debería abrir sus puertas, no sólo a la persona o cosa con la que aspira compartir u obtener (en el caso de los objetos), sino a todo lo que le rodea y lo que ello conlleva.
No hace mucho, tras una pequeña conversación en la que tuve la suerte de estar presente, y digo suerte, porque me encanta ser partícipe de estos “paliques”, se infiltró de forma prolífica, la importancia que atesoraban los hijos que llegaban a una nueva relación establecida por parte de uno de sus progenitores, es decir, un vínculo cutáneo al ascendente.
Una vez pusimos final al momento creado, abandoné el lugar centrifugando lo que cada uno había aportado, respetando cada punto de vista, pero llevándolo a un análisis inherente y extrayendo mi propio colofón.
Jorge Bucay, en uno de sus libros, expone que los hijos son una prolongación nuestra y como tal, implica “un cierto compromiso de por vida”. Desde que soy padre, soy consciente (y cada día más) que un hijo, supone una responsabilidad titánica.
Uno de los partícipes en la mencionada conversación, expuso que los hijos crecían y que él velaba por su bienestar. De esa forma, los que “colgaban” de su espalda, estarían bien. No le quito razón, pero desde mi modesta opinión, comparto “a medias” esa filosofía. Es cierto, uno debería sentirse bien para que los demás (en este caso, nuestros hijos) puedan percibirnos de la manera más adecuada. A todas estas, me “opongo sin imponerme”, porque me cuestiono quién no se levantaría después de una noche de aflicción y desesperanza, magullado hasta los huesos y haría lo que fuese necesario para alimentar a sus hijos.
El poeta José María Pemán decía: “un hijo es una pregunta que le hacemos al destino”, partiendo de esa base, sus destinos también son responsabilidad nuestra, porque según Bucay implican un compromiso de por vida. Como apéndices nuestros, los sentiremos así hasta que los adelantemos con paso largo camino hacia el cielo. Duele verlos sufrir “por nada”, incluso en un momento de dolor exiguo, te das cuenta de que los amas tanto como a ti mismo, o más.
En su destino, nosotros, los padres, rellenamos hojas en sus vidas, algunos lo harán sin darse cuenta que se están dejando tinta, hablo de aquellos padres que por circunstancias ajenas a mi razón, se desentienden del tesoro más valioso. Estarás de acuerdo o no, pero hasta que alcancen una edad y sobre todo pase un tiempo determinado, los hijos son las bisagras de todas nuestras puertas, tanto para abrir, como para cerrar.
Finalizo añadiendo una frase de Marco Aurelio (emperador romano) en la película “Gladiator”: “Tus defectos como hijo, son mis fracasos como padre”.

domingo, 17 de julio de 2011

LA SOLEDAD

Es sabido, que el ser humano desde que nace necesita de “otro” para poder sobrevivir, y quizá de ahí, se propague ese latente miedo a la soledad por todo nuestro ser.
Muchos camuflan la soledad consciente o inconscientemente rodeándose de personas que al final, no les aportan nada, nada más, que ese momento de ”anestesia” que les proporciona un letargo, que significaría no hacerse cargo de su situación a solas. Es más fácil, mucho más cómodo, intentar evitar habitar ese lugar, que adentrarse en él profundamente.
Esquivar en compañía…
Sin embargo, en determinados momentos de nuestra vida, la soledad es necesaria. Sea para aclarar mente o “corazón”. Nos ayuda a amueblar nuestra “casa”, a reordenar los espacios y sobre todo, encontrar respuestas a preguntas que por el trajinar diario y las confrontaciones de la vida, no podemos descifrar.
Conversar con nuestra alma, recorrer los deshabitados caminos de nuestro propio mundo interior, cohabitar con nosotros mismos…

sábado, 9 de julio de 2011

EL PODER DE UNA MIRADA

A veces, muchas veces, son nuestros ojos los que hablan, los que transmiten cosas sin cesar. Pupilas que esconden misterios encerrados en el interior de nuestro ser más profundo, pero al final, como todo en la vida, precisan un sitio por donde escabullirse.
Enmudecen las palabras, creando un lenguaje intrínseco que en ocasiones necesita sentir el “reflejo” de otras pupilas que hablan sin palabras, que sonríen, que besan, que abrazan, que hacen sentir la vida. Energía versus energía. Intercambio de inconfesables emociones que el pudor silencia nuestros labios. Amor, ternura, cariño, afecto y miles de sentimientos que mueren en gargantas mudas.
Necesitamos muchas veces acariciar con la mirada para conocer las profundidades del alma.

martes, 5 de julio de 2011

SENTIMIENTOS

Del contacto viene el sentimiento. Del sentimiento viene la reacción.
No me queda la menor duda de que somos seres "emocionales". Estamos sintiendo a cada instante, expuestos a que lo más mínimo, haga "erupcionar" la lava de emociones que habitan debajo de cada poro de nuestra piel.
No es malo sentir el calor de la "saliva", esa que emerge del volcán que cada uno de nosotros esconde entre sus montañas, pero sí es recomendable, no dejarse "calcinar".

viernes, 24 de junio de 2011

INDEPENDENCIA ENMASCARADA

Dicen, que uno siempre arrastra consigo de forma inconsciente y muchas veces de forma consciente, una “mochila” llena de miedos. Éstos pueden dividirse en dos clases, los absurdos, que pueden llegar a angustiarnos, como el que una arruga “cruce” nuestra cara, que las canas empiecen a asomarse por las ventanas de nuestro cabello o que la fuerza de la gravedad, haga su perenne trabajo y las carnes caigan mostrando su flacidez, y así, un sin fin de miedos “ilógicos”.
Los otros miedos, son los auténticos: el miedo a la soledad y el temor a tener compañía, el miedo a no saber quiénes somos y el temor a saberlo, el miedo a las otras miradas y el temor a que te dejen de mirar y sobre todo, el miedo a amar y el pánico a dejarse amar.
Este compendio de temores acaba llevándonos a la misma meta: la inseguridad. Y como decía el lama Yeshe: “la confianza en uno mismo no es un sentimiento de superioridad, sino de independencia”.
Cuando tengo la suerte de contemplar el documental de animales que proyectan en la dos, y cumplo con el ritual que serena mis pensamientos, no dejo de asombrarme por la capacidad que posee el “irracional” cuando debe desvincularse de su madre para emprender sólo, el camino de la vida.
A diferencia de los animales, John Bowlby, psicólogo creador de la Teoría del apego, explica que desde que el ser humano nace, se genera un vínculo emocional con sus padres que le proporciona seguridad y que es indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. La tesis clave de dicha teoría, es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto, en este caso, sus padres. De ahí, que en nuestro desarrollo como persona, nos cueste tanto, ser “animales” independientes. Por ello, mi admiración por ese felino, que aquel martes a mediodía no sólo se alejaba de mis retinas a través de la pequeña pantalla, adentrándose en la “selva”, sin hacer el menor ruido, sino que se alejaba de la que hasta en ese instante, había sido su fiel protectora, su leal fuente de sustento.
Todo ser humano debe emprender algún día ese viaje, bien, porque lo decidamos nosotros, o bien, obligados por la sentencia impuesta por la vida, es decir, cuando nos vemos forzados a “enterrar ” a nuestros fieles protectores y leales fuentes de sustento. Ocurre en la mayoría de los casos, que muchos llegan a algún lugar no alejándose de su punto de partida, a una independencia con sentido social. Desde mi modesta opinión, nunca conseguiremos tener la independencia de aquel felino. Cuando uno es consciente de que posee una figura de apego accesible y sensible a sus demandas, le da un fuerte sentimiento de poder y seguridad, alimentando y valorando la continuidad de la relación”, llegando incluso, a no poder olvidarla nunca, con el respectivo “efecto secundario”: la dependencia.

lunes, 6 de junio de 2011

REPOSAR PARA SEGUIR


El mundo en el que vivimos, siempre tan apresurado y lleno de responsabilidades, uno a veces necesita de un paréntesis donde descansar. Hablo de reposo y no de “escapismo”. Evadirse sin asumir nuestros compromisos, normalmente, conllevan reembolsar con “apremio”, el tiempo en el que nos hemos “fugado” del centro de la realidad. Dar un paso al costado sin dejar de mirar el eje, es la manera que tenemos de evitar el pago con recargo. A mi modo de ver, los reproches que sólo nosotros tenemos derecho a hacernos, son los intereses que abonaríamos en caso de no actuar de forma sensata. Reposar “consecuentemente”, es un ejercicio que nos ayuda a ser autocríticos de forma constructiva, y así, poder “alejarnos sin alejarnos” y ver las situaciones desde otras perspectivas. Es decir, calentarnos con el fuego sin quemarnos.
Es difícil deshacernos de lo que en su día, se convirtió en “nuestro”. Cuesta soltar el nudo que un día nos ató. Desatar lazos emocionales sin hacer ruido es casi inviable. Realizar esa labor, en la mayoría de los casos, puede llegar a ser tan destructivo como el proyectil “chirriante” de un cañón. De ahí, que necesitemos de una distancia, de un reposo, que nos ayude a desactivar minas para poder recorrer el campo sin llegar a explotar en una de nuestras pisadas.
Cuando hablo de reposar sin dejar de observar el centro, es comparable al movimiento de “rotación” de La Tierra, lo hace trasladándose sin dejar de “mirar” alrededor de su centro, es decir, el Sol.

lunes, 30 de mayo de 2011

LA AYUDA

A veces tu sombra puede transformarse en luz que ilumine un rostro. Ayudando nos ayudamos.

sábado, 14 de mayo de 2011

LA BUENA MADERA


De un tiempo a esta parte, ahora más que nunca, las personas se me asemejan a la madera. Un material cercano, cálido al contacto y que se deteriora con el uso. Se oscurece y se desgasta de manera que se vuelve no fea, sino familiar.
A veces, puede parecer deslucida, pero eso es consecuencia de la familiaridad.

jueves, 28 de abril de 2011

MADE IN JAPAN

Una vez mis retinas contemplaron el “azote” de La Tierra a Japón y tras percatarme como la tragedia se apoderaba del país, lo que más me sorprendió de todo lo acontecido, fue la tranquilidad con la que los autóctonos afrontaban la catástrofe.
Ver una cola de un kilómetro de largo para acceder a un supermercado y abastecerse de alimentos básicos, sin atropellos, sin discusiones, desde mi modesta opinión, es una realidad que está al alcance de muy pocos países occidentales (por no decir ninguno).
De esta admirable tierra destaco la fortaleza para superar las adversidades, su capacidad de reacción ante semejante estrago.
Mahatma Gandhi decía que ante las injusticias y las adversidades de la vida... ¡calma!, y así es, que desde que tengo uso de razón (aún me queda mucho para alcanzarla), intento solucionar los enigmas que día a día la vida me plantea con sosiego. Y claro, qué se le puede recriminar a alguien que lo intenta.
Los japoneses ni siquiera lo han intentado, lo han hecho.
Desde niños se nos educa para que aprendamos historia y literatura, se nos explica que leer es bueno, que practicar deporte es necesario, y que lavarnos los dientes es obligatorio. Así, un millón de cosas. Todo esto es indispensable y bueno, pero lo realmente imprescindible para tener equilibrio en nuestra vida, lo que realmente nos ayudará a adaptarnos a nuevas circunstancias y superar problemas, es la calma, y esto, no se nos enseña.
Japón ha dado una lección al mundo a la hora de “hacer frente” a una tragedia. Cada uno debería coger una muestra de los nipones y analizarla en nuestro laboratorio más íntimo, para tenerlos presente siempre que nos sintamos ahogados por los “tsunamis” diarios.

martes, 29 de marzo de 2011

LOS DOS CAMINOS DE LA VIDA

No hace mucho, un canal televisivo emitió una película que me conmovió intensamente cuando tuve la suerte de contemplarla por primera vez, (aun no deja de hacerlo), porque al verla, nuevamente regó la cantidad de emociones que en su día florecieron.
“Amar peligrosamente”, es un film interpretado por Angelina Jolie en un papel de mujer “atrapada” en su matrimonio con un adinerado banquero.
Una noche, en una ceremonia basada en obras benéficas, conoce a un médico inconformista que dirige programas de ayuda en países azotados por el hambre. Éste, irrumpe en la sala acompañado de un desnutrido niño de color, que en su “sed de hambre”, intentaba comerse su propia lengua. El médico solicitaba ayuda para los países desfavorecidos en los que trabajaba, ante el desvío de las miradas de los adinerados y poderosos. Angelina Jolie, oyendo su apasionada petición, se siente atraída y conmovida por el trabajo que realiza el médico. Osa a emprender un viaje que le llevará a descubrir la verdadera realidad que existe detrás del poderoso mundo del dinero.
Dejando atrás la fantasía del rodaje, me llamó la atención el atrevimiento de Angelina Jolie y de todos los que en su vida, se han arriesgado a vencer el miedo embarcándose en un camino donde el dinero juega un papel secundario.
Lo fácil y cómodo sería girar la mirada, quedarnos inmóviles, acumulando “demasiados” demasiados que no llenan nuestra alma, sino más bien, nuestros armarios en un ejercicio de bulimia consumista insostenible. Normalmente en la vida se nos presentan dos caminos que, difícilmente se entrecruzan, el de llenarnos de objetos o el de engordar nuestra alma. La película refleja gran parte de la realidad, el sendero comúnmente habitado, es en el que vivimos siempre pendientes del producto en promoción.
Un camino donde la avidez y la angustia, buscan llenarse de manera fácil y rápida con soluciones que dependen de un acelerador, de una pastilla o incluso lo más triste, de una droga. Intensidad en grandes dosis, huídas hacia delante, angustia que crea angustia, dependencia. Es la opción “aparentemente” asequible, esa que genera la sensación de “llenado rápido”, pero que, como el cáncer, acaba matando al organismo en el que se aloja.
Frente a ello, aparece el otro camino, el de amar la vida con su materia prima. Ingredientes como la humildad, la sencillez, la gratitud, la compasión, todo aquello que el dinero no puede comprar. Sumergirnos en un trabajo activo sobre nuestro yo experiencia, más que sobre nuestro yo deseante.

sábado, 19 de marzo de 2011

BUSCANDO LA FELICIDAD

En una ocasión, tuve la suerte de escuchar al Dalai Lama dialogando sobre la búsqueda de la felicidad. Relataba un pequeño cuento para hacer reflexionar a la periodista que lo había entrevistado y que le había preguntado dónde se hallaba ésta.
Un hombre había cumplido su sueño de viajar a la luna, pero durante el alunizaje, el cohete se había averiado sin remedio. Él siempre había deseado ir hasta allí, pero se encontró con que no podía regresar a la Tierra y le quedaba oxígeno sólo para tres días. En ese tiempo era imposible que pudieran rescatarle.
El astronauta supo entonces, por primera vez en su vida, qué era exactamente lo que quería: volver a casa y estar en la Tierra para llevar una vida simple y feliz.
Tuvo que viajar muy lejos para valorar algo que tenía tan cerca.
Todos somos como un pequeño astronauta. Vemos la felicidad en lo que está lejos, pero en realidad la tenemos más cerca de lo que imaginamos.

martes, 22 de febrero de 2011

FUERZA

"Las plantas que nacen bajo la ADVERSIDAD son las más bellas."
Siempre me ha llamado la atención esa HIERBA que sale bajo el alquitrán. Parecen tener una FUERZA fuera de lo común. Me recuerda, a ese ser que VALORA más y mejor TODO, después de superar una CRISIS.

jueves, 3 de febrero de 2011

LA FELICIDAD

Hace días cumplía con mi tradicional ritual: reposar después del almuerzo viendo la televisión, concretamente, el documental que ponen en la dos hasta que mis párpados bajan el telón. Entablar ese sueño me ayuda a reponer energías para finalizar con buenos ánimos la jornada. Ese es el momento del día que normalmente más “comparto” con la caja del entretenimiento, a excepción de un acontecimiento que me atraiga o algo que pueda compartir con los míos.
Mientras me encontraba en la bisagra del sueño, más que ver, pude escuchar, una publicidad que me devolvió a la “vida”. Un post de una compañía de telefonía anunciaba algo científicamente demostrado: “Los fines de semana somos más felices”. Según la Universidad de Rochester, Nueva York, los sábados y los domingos estamos de mejor humor y nos duele menos la cabeza. Le llaman "Efecto Fin de Semana".
Me “taladró” la cabeza escuchar que sólo somos más felices ocho días al mes. No podía darle crédito al estudio realizado. No quiero ser atrevido y contrarrestar el experimento, pero me asaltó la duda. Soy consciente de que el trabajo nos roba muchas horas para poder disfrutar de lo que deseamos: levantarnos más tarde de lo que impone el despertador, salir al campo o a la playa, deleitarnos con nuestros hijos en las horas matinales jugando bajo las sábanas, o simplemente, estar con nosotros mismos. Aún así me resisto a pensar que durante la semana, seamos menos felices con lo que realizamos. Gozar de la tarea doméstica, llevar a nuestros hijos a sus actividades, realizar ejercicio físico, tomarnos un café con algún amigo, y así, un sinfín de acciones que también realizamos entre semana y creo que son motivos, para quienes las vivimos con intensidad, experimentar al menos un ápice de lo que llamamos “felicidad”.
Claro que…¿cuál es el concepto global de la palabra felicidad? En la vida todo es relativo y relativa también es la idea que cada persona pueda tener sobre ella. La felicidad para muchos está relacionada con la parte económica, la parte material, comprar objetos para llenar su vacío que una vez en propiedad, carecen del valor inicial para terminar muchas veces siendo un simple “parche”. A nivel personal, es decir, desde mi modesta opinión, la felicidad está muy relacionada con alcanzar un objetivo marcado, por ejemplo, estar en paz con uno mismo, creo que la felicidad tiene mucho que ver mucho con la tranquilidad.
Para cerrar el tema y dejar abierta la puerta a la reflexión, comparto con ustedes unas palabras de Jorge Bucay que llegaron a mis manos en forma de texto, en las que argumentaba que después de tantos años de experiencia en el campo de la Psicología, después de haber recorrido miles de caminos, llegó a la conclusión de que la felicidad no existía y recomendaba tras su destreza, que lo mejor es alejarnos de todo aquello que no nos hace felices.

viernes, 7 de enero de 2011

DEPURAR-SE

Ya han pasado los momentos de comidas, fiestas, encuentros, compras, de…prácticamente todo aquello que minimizamos durante el transcurso del año. Me detengo y hago balance sobre lo “comido y vivido” intensamente en tan corto periodo de tiempo exprimido. El “espejo” será el fiel testigo que nos señale los kilos de más. Seremos leales, como cada año, e intentaremos cumplir la “típica” promesa: una dieta para volver al lugar de donde se partió. Comenzar un régimen depurativo que nos ayude a eliminar las impurezas que se han acumulado en nuestro cuerpo. Ingerir mucha “fruta y verdura”, aliadas perfectas para perder “toxinas”, esa es la línea que se debería seguir.
Y…me pregunto: “¿cómo nos DEPURAMOS de la ingesta de los “alimentos” que nos han “intoxicado el alma? La hipocresía, (el más consumido), es el alimento con el que tratamos y somos tratados en estas fechas pasadas. Saludar a quienes no hacemos durante el año, sentarnos al lado del que no “tragamos”, de mirar al otro sin querer verlo, y así un sin fin de “alimentos”, que han engordado los sentimientos negativos.
¿Será igual de efectiva la ingesta de frutas y verduras?
¿Qué deberemos consumir para “depurar” el alma pasadas estas fechas cargada de alimentos ricos en grasas y azúcares?