sábado, 14 de septiembre de 2019

ELEGIR UN RUMBO

En mi experiencia, hay que ser cuidadoso para no confundir ese "fluir" que venden con la espiritualidad en la tienda de la esquina, con "ir a la deriva". Planificar, tener un rumbo es (a mi juicio), importantísimo, y es que, aún cuando planifiquemos lo que queremos, la vida siempre nos sorprende. La vida nos exige un equilibrio, y tanto quien quiere controlarlo todo como quien se deja llevar, incurren (a mi parecer), en una inestabilidad. Saber qué se quiere y al mismo tiempo, estar abierto a lo que la vida nos ofrece, es perfectamente compatible.
Pero eso sí, siendo coherentes e íntegros con lo que queremos.
Porque al final, ¿Qué importa más: vivir o saber que se está viviendo?

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

La responsabilidad de una pareja siempre es compartida. Por eso se llama "pareja" (que existe relación entre sí). En una relación de dos, como es obvio, los dos miembros tienen responsabilidad. Ahora bien, las únicas acciones que podemos gestionar son las propias. No podemos reflexionar, comprender, aprender, rectificar, actuar... por el otro. Las acciones de respuesta al comportamiento del otro y de colaboración con él, dependen exclusivamente de nosotros... Precisamente porque formamos parte de una pareja, el nivel de madurez emocional de la relación, es un reflejo de nuestro propio nivel de madurez emocional.