En
mi experiencia, hay que ser cuidadoso para no confundir ese "fluir" que
venden con la espiritualidad en la tienda de la esquina, con "ir a la
deriva". Planificar, tener un rumbo es (a mi juicio), importantísimo, y
es que, aún cuando planifiquemos lo que queremos, la vida siempre nos
sorprende. La vida nos exige un equilibrio, y tanto quien quiere
controlarlo todo como quien se deja llevar, incurren (a mi parecer), en
una inestabilidad. Saber qué se quiere y al mismo tiempo, estar abierto a
lo que la vida nos ofrece, es perfectamente compatible.
Pero eso sí, siendo coherentes e íntegros con lo que queremos.
Porque al final, ¿Qué importa más: vivir o saber que se está viviendo?
Pero eso sí, siendo coherentes e íntegros con lo que queremos.
Porque al final, ¿Qué importa más: vivir o saber que se está viviendo?
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