jueves, 5 de agosto de 2021

TU FELICIDAD NO DEPENDE DE NADIE

Cuando una relación termina, suele ocurrir que los recuerdos atormentan, y esto, quizá suceda porque se fantasea con lo que pudo haber sido y no fue. Porque la añoranza te inunda y porque crees que vincularte con alguien es imposible en ese instante. Pero si tomas conciencia y observas las cosas con calma, te darás cuenta de que no amabas de verdad. Amar sería desear que la otra persona sea feliz aunque eso le lleve lejos de ti. Y lo más importante, tampoco te amas tú. Amarte, sería aceptar que la otra persona no te quiere como compañero de vida. Todos sabemos que cuesta "soltar amarras", pero si no te ves capaz, pasado un tiempo para desenredar un nudo que nunca tuvo que hacerse, es momento de ver que esto es una invitación a pedir ayuda para permitirte estar triste, sentir las emociones que llegan, y así, trascenderlas para abrirte a un nuevo camino que te conduzca a ser feliz. Sin embargo, suele ser más sencillo; la inacción, es decir; "seguir aferrado a esa persona a la que "señalamos" como responsable de las causas que nos dañan, o meternos en el papel de víctima y considerarnos un mártir incomprendido del amor. Es comprensible: tiene sus recompensas, pero las estás pagando al precio de no ser libre, de cerrarte a las invitaciones de una vida maravillosa, a aquellos con quienes sintonizas de forma genuina, a la comprensión de que tu felicidad (aunque vinculada a los otros), nunca dependerá de nadie. Creemos que si seguimos alimentando ese "amor'', tu expareja seguirá unido a ti, que si tú no aceptas la ruptura, no habrá sucedido del todo, y que así mantienes la posibilidad de que lo reconsidere y vuelva. Y, si no vuelve, crees también que cuanto más te agredes con los recuerdos, con las expectativas (imposibles), con la ceguera, más te deberá la vida. Y que algún día te compensará por el sufrimiento que has invertido en "fustigarte". Pero la vida no te va a compensar. Sólo tú puedes salir de la espiral de apego y sufrimiento. Y, para ello, te corresponde aceptar lo que fue y lo que ahora es; perdonar y perdonarte; agradecer lo que la experiencia vivida te ha enseñado. Recolocarte en tu centro y volver a conectar con tus valores y tu esencia, desear la felicidad de aquella persona a quien amaste, y trascender un nuevo camino con amor sano y consciencia.

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