Cuando decidí sumergirme en la
superficie de las terapias naturales de salud, nunca sospeché que me
descubriría un nuevo mundo, pero no exterior, sino interior. Se abrieron
puertas que jamás percibí. Por ellas atisbé un territorio tan fascinante como
los que recrean el arte.
Empecé a lidiar con las
emociones, descubriendo tras haberlas embestido lanza en ristre, que los
gigantes que obstruyen nuestro camino no son más que molinos de viento, cuyo
giro y utilidad es posible comprender.
Un día, tirado en la cama con la
mirada puesta en el techo sin nada que mirar, me dio por pensar, si en el
pecho de cada ser humano existiera una cremallera… Visualicé mis manos bajando
la mía. Vi que el cuerpo está lleno de rincones secretos y que las emociones
habitan en sus madrigueras. No pude meter la mano para sacarlas, muchas estaban
allí desde hace años, aferradas, defendiéndose con uñas y dientes.
Las emociones corren y se
esconden por el cuerpo como una vetusta mansión. Podemos sentirlas sin más o
abrir el pecho y perseguirlas, aún siendo una tarea ardua. Pero un día nos
daremos cuenta de que la vida sin emociones es sólo media vida.
3 comentarios:
Me gustan tus trflexiones.dan mucho que pensar
Gracias Alexis por publicar mis comentarios, no por el hecho en sí, sino porque entiendo te han aportado algo.Ha sido una grata sorpresa.
Bien, que bueno tu momento en la cama sin hacer nada. Ha dado mucho de sí. Dicen que de los momentos aburridos.. salen buenas creacciones..tal vez porque estamos en nada y sin querer, dejamos fluir nuestro interior.¡¡¡ Viva el aburrimiento!!!. Por otro lado, creo que yo no concibo la vida sin emociones.. son las más intensas, las más baratas y al alcance de todos. Encantada de volver a visitarte.. seguiré haciendolo porque lo que muestras es interesante.
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