sábado, 17 de septiembre de 2016

LOS BARROTES DE LA MENTE


Muchos vivimos en la mente y cuando vives en ella pierdes toda sensibilidad, te vuelves automático, monótono, serio, aburrido y lineal. En este estado, las cosas más hermosas de la vida que pasan delante de ti no puedes verlas porque te encuentras muy ocupado en la cabeza. Y por si fuera poco, a éstas les quieres añadir una definición para seguir encadenado a otra capa de repetición mental.
Es por esto que necesitamos salir de la mente, éste es el secreto, salir de manera natural y sin violentar tu cuerpo, como el que emprende un viaje que no tiene regreso. Si te quedas en la mente, eres esclavo, eres dependiente, no eres libre. Salirte de la estructura mental es tu oportunidad de vivir, quedarte en ella es someterte al esquema de cosas que debes hacer para que la mente se sienta bien, para que el concepto que ella tiene no cree conflictos o para hacer que se sientan bien aquellos de quienes depende la imagen que con tanta naturalidad la mente ha creado de ti.
La mente te ha robado el mejor tesoro, te ha robado el “ahora”. No me refiero al ahora como condición de tiempo, prefiero indicar lo que ese espacio representa como dimensión de “Ser y Estar”. 
Para el ego esto es fastidioso, le gustan los mapas con detalles excitantes, con punto y coordenada.  Sobre todo, le encantan las escalas, las escaleras o peldaños, anhela una imagen atada a una línea de tiempo que tratará de cortar para llegar pronto, cree que lo espiritual es algo calculado y sujeto a un esquema caprichoso, algo que la mente puede tomar como propiedad para de este modo crear una imagen y explotarla. Esta propuesta es muy peligrosa porque somete tu destino a un ideal ilusorio con la esperanza de que el mismo te traerá un mejor mañana espiritual.
De hecho, tu misión espiritual no se encuentra en el futuro, es siempre ahora. Toda esta realización, es oportuno decir, no proviene de la mente. No olvides que la mente es  un simple instrumento, el ancla eres tú. Si lo observas, te lo reafirmarás. Es el hecho de no saberlo que te hace buscar en vano la llave perdida para abrir las puertas del camino cuando en realidad las llevas siempre contigo.
Ya lo dijo Krishnamurti: “Cuando la mente está completamente silenciosa… lo inconmensurable puede revelarse”.

David Díaz Rodríguez: “La esencia del silencio”

No hay comentarios: