miércoles, 27 de octubre de 2021

NO DEJAR DE SER TÚ EN UNA RELACIÓN DE PAREJA

En una conversación entre amigos, hablábamos sobre las relaciones y la razón por la cual, en la mayoría de los casos, uno de los miembros solía cambiar desde que se "emparejaba". Cuando me preguntaron mi opinión, les expuse que de ser así, esa relación no podría ser sólida, sana, ni madura. Mi idea, se basa personalmente, en que un amor sano en una relación de pareja, se construye con madurez. Es un encuentro de dos personas centradas en sí mismas que deciden compartir un camino juntos, sin renunciar a ser quienes son realmente. La otra persona puede ser muy importante en mi vida. Puedo amarla mucho y ceder parte de mí para acercarme a ella, porque además de amarme a mí, también amo a la otra persona. Pero no me gustaría que me diera a elegir entre los dos (ella o yo), porque la elección la tendría clara. Hablo de amor propio no egocentrismo. Se trata de querer compartir. Y evidentemente no nacemos sabiendo lo maravilloso que es disfrutar compartiendo desde el amor sano y maduro, tampoco es obligatorio... pero se puede aprender. La otra persona no nos puede obligar a que nos guste el cine, el teatro, la ópera, el sexo tántrico... pero si cedo parte de mí, porque considero que vale la pena compartir juntos, aprendo, crezco y "educo" el gusto. Y ahí, va a crecer la posibilidad de que me gusten esas cosas que a la otra persona le atraen. Si se hace de forma recíproca, vamos a poder disfrutar. De esta manera, no estoy cambiando por la otra persona, estoy realizando una transformación interna de crecimiento para no privarme de vivir la vida, de aligerar el camino y mirarnos a los ojos sonriendo. No lo hago por la otra persona, lo hago por mí. Opino que de esta manera, sabremos discernir, porque de lo contrario, todo esto lo haría por la otra persona y estaría perdiendo mi autodependencia. Ya mi hechos, mi actitud, no dependerían de mí, sino de lo que la otra persona necesita. Y entonces, sin darnos cuenta, nos iríamos volviendo dependientes. En definitiva, el amor por la otra persona se genera y se nutre, pero empezando por el amor a uno mismo. Porque el amor tiene que ver con la posibilidad de verse en el otro. Cuanto más disfruto mi vida, cuanto más me cuido, más me "mimo"... más entrenado estoy para amarme y a la vez, amar a la otra persona.

No hay comentarios: