lunes, 10 de octubre de 2022

¿SE PUEDE AYUDAR A ALGUIEN QUE ESTÁ SUFRIENDO?

Jamás podremos sobrellevar por otro ni un solo gramo de su "cruz" y nadie tiene un vendaje para detener las lágrimas de sangre ajenas ni yeso para las fracturas psíquicas. Cuando sufrimos, debemos ser conscientes de que es una experiencia que vivimos en soledad. ¿Existe una palabra que podría consolar una pérdida? ¿Existe un abrazo que sane un dolor que nos perfora por dentro? Evidentemente los gestos son por sí mismos estériles, pero no lo es el amor que los impulsa: - "Estoy contigo". -"Cuenta conmigo". Lo que sí tenemos es nuestra existencia para acompañar al otro, y así; apaciguar el dolor ajeno. No podremos sanarlo, porque nadie puede salvarnos ni nosotros podremos salvar a nadie. Pero una de las maneras más eficaces de acompañar es ser honestos sobre lo que podemos ofrecer, y en este punto entra en juego nuestra presencia y la empatía. Escuchar al otro, estar a su lado... quizá no podemos ayudarlo; pero sí podemos acompañarlo hasta el límite de su miedo: donde él mismo habrá de responder: "Sí". Y elegirse para vivirse. En esos momentos de vulnerabilidad daremos valor y comprensión a una mirada que nos acoge, a una mano cómplice en nuestro hombro. Siempre la presencia y el amor cuidan.

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