sábado, 27 de marzo de 2010

LA VERDAD

Siempre que comparto un cuento con los “míos”, tengo el honor de declararles así, porque no sólo son personas que me agradan, sino que me aportan, me suman y llenan mi vida, debatimos hasta la saciedad cada una de las letras que componen el relato a esclarecer. Lo trituramos por el “pasapuré” (me encanta utilizar este término, porque siento que no se nos queda nada atrás), pero hubo una fábula, que no “despejamos” del todo. Quiero compartirla con todos los que me leen e independientemente de lo que yo opine, invitarles a que saquen vuestras propias conclusiones.
Se llama: “La tienda de la verdad”
El hombre caminaba paseando por aquellas pequeñas callecitas de la ciudad provinciana. Tenía tiempo y entonces se detenía algunos instantes en cada vidriera, en cada negocio, en cada plaza. Al dar vuelta una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco, intrigado se acercó a la vidriera y arrimó la cara al cristal para poder mirar dentro del oscuro escaparate...en el interior, solamente se veía un atril que sostenía un cartelito escrito a mano que anunciaba: "TIENDA DE LA VERDAD".
El hombre estaba sorprendido. Pensó era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían.
Entró.
Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó:
- Perdón, ¿ésta es la tienda de la verdad?
- Sí, señor, ¿qué tipo de verdad anda buscando: Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que aquí vendían verdad. Nunca se había imaginado que esto era posible, llegar a un lugar y llevarse la verdad, era maravilloso.
-Verdad completa- contestó el hombre sin dudarlo.
" Estoy tan cansado de mentiras y falsificaciones ", pensó, " no quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni defraudaciones".
-¡Verdad plena!- ratificó.
Bien, señor, sígame.
La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando a un vendedor de rostro muy adusto, le dijo:
- El señor lo va a atender.
El vendedor se acercó y espero que el hombre hablara.
- Vengo a comprar la verdad completa.
- Ahá, perdón, ¿el señor sabe el precio?
-No, ¿cuál es? - contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.
- Si usted se la lleva- Dijo el vendedor- el precio es que nunca más podrá estar en paz.
Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca se había imaginado que el precio fuera tan grande.
- Gra…gracias, disculpe...- balbuceó.
Se dio vuelta y salió del negocio mirando el piso.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que todavía necesitaba algunas mentiras donde encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo.
" Quizás más adelante"…pensó...

Una vez leído el cuento, supongo que poseer la verdad “absoluta” conlleva pagar un precio muy alto, no estar en paz nunca. Tan elevado importe te alejaría de conseguir la “felicidad”, y como comparto la descripción de Jorge Bucay, sobre ésta en la cual especifica que no existe, que después de recorrer diferentes caminos durante muchos años en busca de ella, jamás halló su fórmula, recomendando que sería más que suficiente ocuparnos mejor, más sanamente y con vehemencia de todo aquello que nos impide ser felices.
Alcanzar este camino nos llevaría a la orilla de estar en paz con nosotros mismos. Y digo a la orilla, porque sumergirnos en ella, es casi imposible. Son muchos los deseos que nos invaden y no cumplimos durante nuestra estancia en esta vida, consumar cada uno de ellos y conseguir estar en paz con nosotros mismos, también requiere “arrancar” una etiqueta con una valía bastante inasequible.
¿Hasta cuánto estás dispuesto a “desembolsar” para obtener la paz contigo mismo?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA NO SE SI SOS POETA PERO POR LAS DUDAS,TE INVITO A LA CONVOCATORIA EN ROSARIO,SANTA FE, ARGENTINA, DEL ENCUENTRO DE POETAS SIN FRONTERA....Poetinetic@hotmail.com EN ESTE CORREO,PREGUNTA TODO!!!!!!
SE QUE LLEGA MATERIAL POR MAIL
SALUDOS
LIDIA-LA ESCRIBA

Opovictor dijo...

"La verdad absoluta" la propia etiqueta parece que nos aleja de toda la verdad porque no deja ninguna posibilidad a que sea verdad.
Un abrazo.

Lorena Navarro dijo...

Mmmm... el precio de la verdad absoluta. Querido Alex, sabes cuántas veces hemos compartido con respecto a la verdad absoluta. Siempre pagamos un precio en la vida, cuando damos cada paso, estamos renunciando al resto de los andares, a las otras huellas que podríamos plasmar y que no realizamos, ese acto tan simple es el precio de VIVIR. LA FELICIDAD, el ESTAR EN PAZ CONMIGO MISMA, en mi caso, implica una conexión con la verdad, una verdad absoluta, porque siento que cuando ella es la base, no caben ambigüedades, no es necesaria ninguna mentira la cual refugiar ni ningún refugio donde anidar la mentira... La verdad absoluta, no implica estar en lo cierto, simplemente ser leal con lo que se siente, se piensa, se vive...
Un beso enorme MI FRIKI. ¿Y la mentira?, ¿No tiene un precio?, si he de pagar alguno, que sea al menos por la verdad... BESITOS ;)

Anónimo dijo...

hoy lei con calma puesta en la lectura, escribis de una manera especial,como solo lo hacen los que sienten al escribir...bello!
saludos
lidia-la escriba

Anónimo dijo...

Hola Alex. Lei tu reflexión sobre la verdad hace dias, y se me quedó por ahí, en un rincón de mi cabeza, surgiendo de vez en cuando, intentando pasarle el pasapures...La verdad es que se me atascan trozos...
Estoy en obras en casa, y el otro día pasaron unos amigos por casa y comentando sobre las interminables obras, vinieron a decir que cuando en una casa se acaba todo lo que hay que hacer, entra la muerte...
La verdad es que si esto es así, prefiero las obras, el polvo, los ruidos, a que todo se acabe y no haya nada más que hacer. Tenemos que hacer las obras bien, repartir los trabajos, ajustar presupuesto, no llevarnos a la boca más de lo que podamos masticar, pero tenemos que seguir trabajando, seguir buscando, reflexionando, ayudándonos que es mucho lo que hay que hacer, por suerte. Y no dejar nunca de hacer obras... nunca...
La verdad absoluta, en caso de que exista, ¿Para qué nos va a servir?, la felicidad absoluta tiene que ver con la plenitud del ser humano o acaso se asemeja al mundo feliz de Aldous Huxley, porque si se asemeja a ese mundo feliz me gustaría seguir disfrutando mi infelicidad de vez en cuando...
Y sigo dandole a la manivela del pasapures...y quedan más trozos sin moler...

Gracias por tu articulo, Alexis.
Un saludo
Javier

Charlie dijo...

que hermoso blog !
me encantó el cuento

y... ya lo dijo spiderman "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" xD


un beso! q estes biien :)
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