sábado, 25 de octubre de 2014

LA VIDA ES RIESGO

Como cada mes, acudo a "podarme" la cabeza para darle forma a mi pelo y dejar que vuelva a renacer con frescura, como la vida misma, a veces es necesario talar ciertas ramas para poder crecer en vertical sin que el peso de los viejos brotes no nos permitan elevar nuestra vida.
El caso, es que mientras el sonido de las tijeras castañeaba por mis oídos, mi amiga de profesión peluquera, y yo, entablábamos una conversación. Me preguntaba acerca de la simbología del tatuaje que asomaba por mi nuca y la razón por la cual me había empapado de tinta la piel. Le expliqué que era algo muy personal y sin revelerale el por qué dejé que una aguja atrevesara mi dermis, argumenté con mucho cariño, que era algo muy significativo y quería que me "escoltara" en este vagar mío. Sobre la marcha le pregunté si a ella no le acompañaba ninguno, a lo que me contestó: "Claro que sí, quise correr ese riesgo".
Mientras seguía con su buena labor, me quedé triturando aquellas palabras. Interpreté lo que muchas veces anida en mi cabeza: "la vida es riesgo", siempre avalado por la frase de Paulo Coelho: "Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos, por eso la vida vale la pena".
En este redondo mundo hay muchas personas que se quedan a ver pasar las horas, los minutos y los segundos...contemplando como el tiempo se evapora, paralizados por el miedo, aún viendo que hay otras personas, de las que sí vale la pena seguir su ejemplo, personas que arriesgan todo, aún cuando saben las pocas posibilidades que tienen para conseguir su objetivo.
Personalmente, admiro sin grandes dosis de idolatrías las vidas de Gandhi, gran teórico que modificó la configuración política e ideológica de la India, un país en que la política era sinónimo de corrupción. O Mandela, primer presidente de color de Sudáfrica, que tras una larga lucha y 27 años de cárcel, presidió el primer gobierno que ponía fin al régimen racista.
La vida es una camino el cual la mayor parte del tiempo solemos recorrer entre el dolor y la felicidad.Vivimos nuestro día a día entre miedos, evitando riesgos y debatiéndonos en las dudas de si asumirlos o no, y me resulta contradicctorio, porque a mi edad y experiencia, he llegado a la conclusión de que el miedo más grande de las personas es el "miedo a la felicidad".
Nadie se escapa sin ser herido de guerra en el alma, ¿y quién generó esas mismas heridas? La misma felicidad.
Tendemos a protegernos para que nos nos vuelvan a herir, evitando el sufrimiento. Sin embargo hasta que no consigamos aceptar que en la vida tarde o temprano, nos encontraremos de cara con el dolor, y es desde ahí donde uno aprende y endurece el alma, no aprenderemos a ser felices.
Antes creía que la vida podía doler menos si intentaba vivirla a medias y a medida que voy viviéndola, me voy dando cuenta de cómo es ésta en realidad. Hoy creo que la vida vale demasiado para no intentar vivirla completa, con cada uno de sus momentos, con toda su intensidad. Así que, como dice la frase: "El día que muera sabré que he vivido".


1 comentario:

Barbara Nanni Agostini dijo...

Precioso escrito Ale,

Cierto.. la vida es Riesgo con mayúsculas, para vivirla intensamente cada día, con todos sus aciertos y los no tan aciertos que para algo están ahí…

Todo es un aprendizaje maravilloso para conocernos un poquito mas y dar los siguientes pasos.

Un beso y un abrazo enorme bello!

Bárbara