Si la mitad de la energía que gastamos en intentar manipular nuestro entorno para adaptarlo a las exigencias de nuestro ego, la usáramos para "manipular" nuestro egoismo y egocentrismo aprendiendo del mismo entorno, a todos nos iría mejor.
Los balones que se echan fuera siempre vuelven en forma de asignaturas pendientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario