miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL SEXO EN LA PAREJA

Nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra mente son un todo que fluye en una constante interrelación de elementos. No puede existir una armonía mental si no existe una armonía con el cuerpo y las emociones. Por tanto, no puede haber una "sexualidad sana" en una relación de pareja, si no existe dicho equilibrio en cada miembro de la dupla. Sabemos, que hoy día existe cierta tendencia a idolatrar el sexo. En el "océano" donde navegamos cada día, la sociedad ha instalado la idea de que conseguir sexo con la persona que deseas (no amas), es un trofeo. Y quizá una búsqueda de placer efímero. Sexo sin compromiso. Un "contrato" poco apetecible para los que adoran un relación estable, y así, compartir en compañía para edificar juntos; un "proyecto". Si nos centramos en la sexualidad en la pareja, sabemos que el sexo es un componente fundamental para mantener viva la llama que da luz y calor a la relación. La sexualidad en las "relaciones de parejas sanas", es la expresión directa de entrega de una persona a otra. No solo ofreces el cuerpo, también toda tus vivencias, experiencias, cicatrices, miedos y muchas emociones. De ahí, que la vida sexual en la pareja debe irse acoplando y trabajandose a medida que pasa el tiempo. Y con el transcurrir de este, uno pueda cuidar y acompañar al otro en todo en esta maravillosa experiencia. De no ser cuidadosos y respetuosos con nuestra pareja, corremos el riesgo de que todo se diluya y la relación no termine de prosperar. El error más común y más grave que podemos cometer, es reducir el sexo a un bien de consumo. A buscar a nuestra pareja para satisfacer nuestras necesidades y no hacer de la sexualidad; un juego compartido. En la "sexualidad sana" se mezclan: la ternura, la complicidad, la delicadeza, la pasión, el deseo y como no; el amor. Y aquí, llega el problema: cuando el deseo se minimiza, queriendo tener sexo con nuestra pareja solo en momentos donde deseamos complacernos (egoísmo). Entonces la fusión tiende a desaparecer. El otro empieza a sentirse como una "marioneta". Para que las "oscuras nubes" no apaguen la luz de la relación, tenemos que conseguir que el deseo, la pasión y el amor combinen en armonía. Es como "espiritualizar la sexualidad" con nuestra pareja; con admiración, idealismo y dulzura. De esta forma, la relación se mantiene envuelta en una perenne frescura y un perpetuo romanticismo por el cual tu pareja (y tú mismo), será tratada no como un objeto de placer, sino como un objeto de amor. Su valor como persona será siempre superior al valor del placer.

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