lunes, 14 de diciembre de 2020
DE REPENTE...
Algunas veces (pocas), sucede que conoces a alguien y se genera una conexión transpersonal. La sientes, porque es tan clara que de alguna forma parecen destinados a estar juntos. Simplemente acontece… como ese amanecer majestuoso, que hace que pares la vida para fotografiarlo.
Y ocurre porque las almas se reconocen... ya sea porque se entienden el uno al otro, porque funcionan bien juntos o porque solucionan las cosas en plena discusión.
Conoces a esa persona un día de la nada, bajo las circunstancias más insólitas, y te hace sentir vivo/a.
Llega y te rompe los miedos, la telaraña tejida en el corazón, abriéndote el alma como un mapa. Vuelves a ganar la fe que se había disipado en el horizonte, esa que rompe la soledad en partículas tan chiquititas que ya no puedas ni siquiera ver lo que quedó en el piso.
No sé si esto hace que creamos en las casualidades, en las coincidencias, en el destino, en la suerte… o que la vida está decretada. No lo sé... pero personalmente a mí, me hace creer en algo.
Y me hace creer que: "El amor es una energía demasiado inteligente como para regirse por la casualidad".
jueves, 10 de diciembre de 2020
CREER
Me preguntan si creo en Dios o en la reencarnación...
Opino que no es lo mismo creer que tener experiencia con una realidad en cuestión. Sin una experiencia directa, creer en la reencarnación o en Dios, constituye una suposición o incluso, un deseo intrínseco que no es real.
Pero es más, en estos ámbitos, tanto mi experiencia personal como la ajena, me importa poco.
Lo que sí me parece revelador, es lo que cada uno de nosotros hace con sus creencias y con sus experiencias.
¿Las ponemos al servicio de nuestro crecimiento personal o de nuestro narcisismo?
Creer que en otra vida o incluso en esta, somos un gurú o que hablamos con los "muertos", nos puede inspirar a ser un megalómano.
Hay a quien su "experiencia con Dios o la reencarnación", lo mueve a ser más amoroso consigo mismo y con ello, con los demás. Hay a quien lo empuja a convertirse en un inquisidor o en un kamikaze emocional.
A los demás no les repercute lo que creemos, les afecta lo que creamos; "cómo y para qué vivimos".
viernes, 4 de diciembre de 2020
EL AMOR DEBE SER FÁCIL
He leído: "El amor no debe de ser simple, pero sí debe ser fácil".
Coincido con la frase, pero no podemos anestesiar nuestra alma pagando un precio que nos embargue, solo por evitar estar solos.
Elige bien tu compañía, pero no olvides nunca empezar por mirarte al espejo.
miércoles, 11 de noviembre de 2020
EL DESAPEGO
El desapego no implica que te conviertas en una persona fría o que la vida te sea indiferente. Lo entiendo como la comprensión y la aceptación de que todo tiene su camino. Un camino que no coincide con nuestros deseos. Que tu pareja se haya enamorado de otra persona, que tus hijos un día abandonen el hogar, que tu proyecto fracase... en resumen; que todos somos mortales y la vida un día te exigirá que se lo entregues absolutamente todo. Con estas situaciones y con otras realidades, habrá que confrontarse.
No se trata de precipitarse en la resignación... consiste en acoger que cada cosa sigue su marcha, cada persona su propia vereda y tú mismo tu sendero; que todo camino es efímero y, en cierto sentido, vulnerable.
Y que en el fondo, en lo más profundo, nunca te vas a separar de todo aquello a lo que de forma amorosa, dejaste seguir su curso.
lunes, 26 de octubre de 2020
EL AMOR SANO Y MADURO
El amor es uno de los sentimientos más intensos que podemos experimentar a lo largo de nuestra vida. Si tenemos suficiente madurez emocional y conciencia, podremos experimentar un viaje increíble con nuestra pareja.
Pero ese viaje de amor sano requiere ser admirado, respetado, cuidado, nutrido y supervisado por una "lúcida consciencia", para que no se contamine por las trampas del ego, que se mueve por el miedo… ¿Miedo a qué? Miedo al abandono, a ser herido, traicionado o rechazado.
Es innegable que compartir nuestra vida con otra persona implica cambios importantes, pero toda elección conlleva renuncia. Y muchas veces, esas elecciones tienen un valor incalculable.
En definitiva, para que las relaciones duren no basta con el sentimiento intenso del amor, hay que trabajarlo... Por tanto, para que el amor triunfe, también hay que aprender a hacer que la relación funcione. Esto es lo que se conoce como: "el caldo de cultivo de amor sano y maduro".
Se requiere (llevando en vena la honestidad, la lealtad, la fidelidad):
Apoyo:
Cuando el amor es sano hay que procurar apoyarse cuando desean llegar a una meta o atravesar un momento crítico.
Aceptación:
La aceptación de los "defectos" del otro es esencial, puesto que el amor implica tolerar y respetar a la otra persona tal cual es.
Comunicación:
Este aspecto puede ser determinante para diferenciar un amor sano de un amor tóxico. Mientras que en una relación saludable cada conversación es constructiva, en el "amor tóxico", siempre se generan conflictos y culpas.
Intimidad:
El ámbito sexual es uno de los componentes más importantes de toda relación sentimental. Sin embargo, no hay que sacrificar los intereses propios para complacer los ajenos.
Si el amor es saludable y verdadero, la intimidad surge del deseo.
Felicidad:
Una relación saludable está compuesta por momentos felices. De manera continua ambos buscan compartir nuevas experiencias... A pesar de las dificultades, los dos sienten que se complementan.
Armonía:
La armonía no siempre gobierna en una pareja. Los desacuerdos y las dificultades forman parte de una relación entre dos personalidades (egos) diferentes. Tendemos a pensar que para que el amor funcione no deben existir las discusiones. Discutir es sano, pelear no.
Sin embargo, un amor sano es aquel capaz de resolver problemas o desacuerdos con respeto. No se trata de coincidir en todo, sino de compartir valores y de hablar el mismo idioma en cuanto a nivel de consciencia.
Reciprocidad:
La falta de compromiso y deslealtad por los sentimientos de la otra persona, erosiona la relación y la desequilibra hasta dejarla "coja".
Y para cerrar; "lo que tenemos que tener claro, es que lo que nos une a nuestra pareja, es su capacidad de "despertar" en nosotros el amor hacia la vida. Y en esa vida está nuestra pareja... me gusta llamarlo: "Sintonía de almas".
EL SEXO
Últimamente cuando entablo una conversación con amigos (ambos sexos), sobre las
relaciones de pareja, me muestran (muchos de ellos), su apatía y rechazo en las
relaciones actuales. Parece ser, que todas están volcadas en la búsqueda del
placer efímero, y lo que ellos consideran peor; sexo sin compromiso. Un
laberinto poco apetecible para los que adoran un pacto, y así, compartir en
compañía para edificar. No hay nada que al menos yo, pueda o deba reprochar a
esa "concepción del sexo", puesto que es lícito que ambos tengan relaciones sin
compromiso. Particularmente considero que hay muchas formas de experimentarlo.
Pero hay dos que son claves: "practicar sexo por placer o hacerlo para regenerar
nuestros principios y favorecer nuestra energía. En la primera sopeso que puede
servir de evasión (evadir un problema con frecuencia sólo lo empeora), y la
segunda solo es compatible con una vida comprometida con propósitos creativos.
El sexo puede ser, además de una experiencia de placer cómplice, un medio de
autoconocimiento personal. Un viaje en compañía para sanar nuestras viejas
heridas, conciliar ternura y pasión, explorar un mundo de deseo, elevar nuestra
vibración y alcanzar experiencias maravillosas en cuerpo y alma. He aquí un
camino, un modo, donde encontrarnos con nosotros mismos y con el otro, pues el
sexo es siempre comunión. Y todo intercambio entre dos personas deja huella...
de ti dependerá qué eliges ser, al elegir qué deseas vivir sexualmente; el
caminante o el camino.
martes, 29 de septiembre de 2020
EL PODER DE LOS BESOS
Decía Pablo Neruda: "En un beso, sabrás todo lo que he callado".
Y razón no le faltaba... en la mejilla, el piquito, con la boca cerrada, suave y lento, con mordida, apasionado...
Y es que un beso puede esconder mucho y decir mucho.
Los besos expresan sentimientos muy profundos que nos permiten conectar con la otra persona, con su intimidad, solo cuando se hace con la persona a la que amas.
Al besarnos, se liberan una serie de reacciones neuroquímicas en el sistema límbico, dentro del cerebro. Se liberan neurotransmisores como:
– Dopamina, hormona que nos hace sentir placer.
– Oxitocina, la hormona de la felicidad.
– Serotonina, disminuye los sentimientos de tristeza.
– Testosterona, incrementa el apetito sexual.
Así pues, como dice la frase: "Quédate con quien te bese el alma, la piel te la besa cualquiera".
AMAR ES QUERER LA FELICIDAD DEL OTRO
Amar a alguien es cuando deseas su felicidad sin que dependa de ti. Estás apegado a alguien, cuando tu felicidad depende de que te quiera.
TIRAR DEL OTRO
Cuando "tiras" de otra persona para que camine junto a ti, malgastas tu energía hasta la saciedad.
De poco te servirá hacer para que el otro te vea, y creo que nadie desea avanzar en la vida apoyándose en un bastón ajeno.
Haz siempre lo que eres, nunca pierdas tu esencia... de esta forma, tu luz atraerá a tu compañero como el olor atrae al animal en celo. No vendrá hasta ti motivado por tu calor, sino por el calor que en él has generado.
Sin necesidad de más, tomará tu mano quien arda en tu misma sintonía.
ME MUEVE LO SENCILLO
Me mueven las palabras que empiezan por H como honestidad, humildad, humor... También me gustan las palabras que empiezan por S, como salud, sabiduría, servicio, silencio, sensible, sereno... y en especial: "sencillo".
Como dijo Graciela de Filippis: “El mundo está lleno de sueños, de caricias, de colores, de luz, de esas pequeñas cosas que si uno aprende a exprimirlas y a disfrutar de ellas, tiene la llave que encaja en la cerradura mágica de la felicidad.”
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