miércoles, 5 de agosto de 2009

EL SUBMUNDO DE LA SOCIEDAD MODERNA


Hace días visité la farmacia, mientras esperaba que me atendieran, mis ojos no paraban de observar como un chico de no más de 30 años le rogaba a la farmacéutica que le diera el medicamento, a lo que ésta se negaba porque el dinero no le llegaba. No pasó en balde para mí, y le pregunté cuanto le faltaba, aproximadamente unos tres euros. Saqué esas tres monedas y le dije a la dependienta que se lo diera. Él me miró, me dio las gracias y cuando estaba en el umbral de la puerta, volvió a dirigirse a mí y me soltó con voz temblorosa: “por ti está noche no me meto nada de heroína”. Me llenó oír aquello. Ayer sacaba lentamente mi coche marcha atrás y noté una presencia en la ventana, paré y era él, sus ojos brillaban. Me pidió dinero para un bote de leche, hicimos memoria del episodio de la farmacia y para mi sorpresa, lo recordaba… Hace más de un mes que no entra nada en su cuerpo más que el tratamiento de desintoxicación. Le di para ese bote de leche y lo animé a que siguiera con esos ojos brillantes. Al despedirse, me rogó que rezara por JORGE, “pídele a Dios por mí”, me dijo.
Estoy en deuda, aún no he entrado a una iglesia, pero quizá mañana lo haga.
Su problema fue el desconocimiento, de "probar" a "ser adicto" no hay mucha brecha y es muy fácil quedarse clavado en las drogas. Por curiosidad, por vacíos sentimentales, por tratar de evadir la "realidad", por tratarse de una conducta grupal ("se droga porque sus amigos de drogan"). Intentaré saldar esa deuda con él y conmigo, una promesa es un pacto que no debe romperse. Os animo a que no menospreciemos a estas PERSONAS, su corazón es rojo como el tuyo.

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